El calor trae de vuelta la amenaza de estos parásitos, cada vez más abundantes y extendidos por nuestra geografía debido a factores como el cambio climático. Y, con ellos, se expanden también las infecciones que transmiten. Las autoridades sanitarias españolas vigilan sobre todo el avance de la borreliosis de Lyme, una patología compleja.
El equipo científico de EE UU cree que con esta herramienta de corta-pega genético se podrían alterar partes del genoma de estos grandes ácaros, que son vectores de numerosas infecciones, como el tifus y la enfermedad de Lyme.
Los ecosistemas modificados por el ser humano tienen más huéspedes de enfermedades de transmisión de animales a personas, si se compara con los hábitats inalterados, según un estudio publicado en Nature. Los investigadores resaltan la necesidad de vigilar los ecosistemas agrícolas, ganaderos y urbanos.