Administrar ácido úrico a pacientes que han sufrido un accidente cerebrovascular, combinado con fármacos trombolíticos para disolver los coágulos de la sangre en las primeras horas, reduce las secuelas del ictus o infarto cerebral. Así lo ha demostrado el equipo del Dr. Angel Chamorro, director de la Unidad de Ictus del Hospital Clínic de Barcelona, en laInternational Stroke Conference de la American Stroke Association, celebrada el pasado 12 de febrero en San Diego (California). En un estudio realizado a 421 pacientes de diez hospitales españoles que habían sufrido un ictus agudo, casi el 40% de ellos estaba libre de secuelas a los tres meses del accidente, en comparación con el 33% de los pacientes tratados con placebo, es decir, que sólo habían recibido el tratamiento trombolítico habitual. Las mujeres, los pacientes con elevados niveles de glucosa y los que habían sufrido un ictus leve, respondieron mejor al nuevo tratamiento.
Las mujeres comparten con los hombres muchos de los riesgos que pueden acabar en un accidente cerebrovascular, pero además hay que añadir otros ocasionados por las hormonas, el embarazo y otras cuestiones relacionadas con el sexo, señala la neuróloga estadounidense Cheryl Bushnell. Esta experta es coautora de una guía para prevenir el ictus en mujeres, que se ha publicado en la revista Stroke.
Investigadores españoles han demostrado que la fisioterapia mejora la capacidad funcional y el estado neurológico y muscular de personas mayores afectadas por enfermedad cerebrovascular o ictus. Los resultados revelan que el tratamiento recibido a través de las unidades móviles de rehabilitación y fisioterapia disminuye su dependencia y aumenta su capacidad funcional un 27%.
Un grupo internacional de investigadores ha analizado el papel neuroprotector de GABA, un aminoácido presente en el tejido cerebral, en un modelo animal de ictus. Los investigadores han estudiado la respuesta de dos regiones diferentes del encéfalo: la parte de la corteza cerebral relacionada con el tacto y el sistema motor y una región que desempeña un importante papel en la formación de la memoria, el hipocampo.
El Proyecto Quick busca cómo optimizar el trato a los pacientes con sospecha de ictus con el objetivo de detectar posibles retrasos en su atención y corregirlos en una segunda fase. El programa, presentado esta semana en Madrid, se llevará a cabo en ocho centros hospitalarios públicos españoles e intentará minimizar al máximo sus secuelas.
Un nuevo procedimiento, basado en la reducción de los niveles de glutamato en la sangre mediante una diálisis peritoneal, consigue disminuir en animales los daños tras un accidente cerebrovascular, como el ictus. Estos episodios son una de las principales causas de muerte e incapacidad.
Un estudio en Texas asegura que la incidencia de accidente cerebrovascular isquémico en las personas blancas no hispanas y los mexicano-estadounidenses mayores de 60 años se ha reducido en la última década un 36%. Sin embargo, la diferencia relativa entre los mexicano-estadounidenses y los blancos no hispanos no ha cambiado en absoluto en la última década.
Una variante del gen asociado con el desarrollo de la diabetes tipo 2 parece interactuar con un patrón de la dieta mediterránea de manera que quienes la siguen previenen derrames cerebrales, según un trabajo conjunto de centros de investigación estadounidenses y españoles. El análisis ha sido posible gracias a los datos del estudio PREDIMED sobre nutrición en España.
Investigadores del Vall d’Hebron Institut de Recerca ha patentado una terapia para potenciar la neuroreparación tras un accidente cerebrovascular. La técnica consiste en guiar células progenitoras endoteliales a las zonas del cerebro dañadas aplicando un campo magnético.
Investigadores españoles han descrito el componente genético asociado a la administración del único tratamiento farmacológico para la fase aguda del ictus isquémico. Este hallazgo consolida la importancia de los factores genéticos en la predicción de la respuesta al fármaco que se apuntan desde hace tiempo y podría modificar los criterios de cribado de los pacientes que pueden recibir o no el tratamiento.