Bifidobacterium bifidum, bacteria conocida por sus beneficios para la salud, emplea proteínas especializadas en forma de apéndice para colonizar el intestino humano. El hallazgo podría ayudar a mejorar la producción de probióticos.
Un estudio demuestra que alteraciones orgánicas y estructurales del duodeno en casos de dispepsia funcional, comúnmente conocida como digestión pesada, se asemejan a las halladas, el año pasado, en el yeyuno de pacientes con síndrome del intestino irritable.
Un joven salmón plateado (Oncorhynchus kisutch), instantes antes de comerse a un salmón rojo (Oncorhynchus nerka) recién nacido en Bear Creek, Alaska (EE UU).
La enfermedad celíaca (CD) consiste en la intolerancia al gluten y, consecuentemente, en un mal crónico en el intestino delgado. Se trata de una enfermedad genética, cuyos indicios inmunológicos se pueden trazar en el cuerpo humano antes de que empiece a afectar a los quehaceres diarios de los futuros enfermos. Por ejemplo, las personas que tienen antecedentes genéticos de CD desarrollan anticuerpos contra el gen tTG (enzima denominada transgluminasa tisular) incluso antes de que la enfermedad se vuelva activa, a causa de una reacción celular contra el gluten.
A través de los olores desprendidos del aliento y de muestras de heces, los perros son capaces de detectar, con un alto grado de precisión, el cáncer de intestino. Los resultados, publicados esta semana en la edición on line de la revista Gut, muestran como los animales perciben incluso las fases más tempranas de la enfermedad por el olfato.
De momento, emplear perros para la detección del cáncer es una herramienta más costosa que práctica.
El Grupo de Investigación de la Universidad de Valladolid dirigido por Tomás Girbés, catedrático de Nutrición y Bromatología, ha desarrollado un modelo de intestino de ratón que permite estudiar las propiedades de los alimentos funcionales, aquellos cuyos componentes, además de cubrir la nutrición básica, producen beneficios para la salud. El modelo reproduce un intestino dañado y posibilita analizar de forma secuencial tres partes, el intestino delgado, el grueso y las vellosidades intestinales (villi).
La variedad de bacterias del intestino no depende tanto de la comida que se ingiere como de la especie de animal que les alberga.