Un estudio internacional dirigido por la University College de Londres ha identificado un rasgo que pudo ayudar a nuestros antepasados a adaptarse a climas más fríos, por lo que habría sido una ventaja en la selección natural.
Investigadores alemanes han reconstruido productos naturales microbianos de hasta 100.000 años de antigüedad a partir del sarro dental de humanos primitivos y neandertales. Los restos de la llamada ‘Dama Roja’, encontrados en un yacimiento cántabro con un microbioma oral muy bien conservado, han tenido un papel clave en la investigación.
Se trata de la segunda especie de cérvido desconocida que ha sido descrita recientemente en yacimientos de Madrid. El animal fue contemporáneo de poblaciones humanas anteriores a los neandertales, y todo apunta a que fue cazado y consumido por ellos.
Un estudio liderado por la Universidad Sapienza de Roma, con participación del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social, ha conseguido describir virtualmente el cráneo de uno de los fósiles neandertales más enigmáticos del mundo, hallado en la cueva de Lamalunga, al sur de Italia.
Un estudio reciente aborda la organización espacial de un campamento de caza neandertal localizado en el yacimiento madrileño del Abrigo de Navalmaíllo, en Pinilla del Valle, según el cual estos grupos practicaban diferentes modelos de ocupación del espacio de acuerdo con sus necesidades.
Un yacimiento del sur de Francia guardaba la prueba más antigua de estas armas en Europa, de hace 54.000 años. El manejo de esta tecnología se presenta en un estudio publicado en Science Advances como un factor decisivo en la competición de los sapiens frente a otras especies de homínidos.
En el Paleolítico Medio coexistíamos con neandertales, denisovianos, ‘hobbits’ de la Isla de Flores, Homo erectus, Homo luzonesis y quizás otra especie aún no identificada. Todos estos desaparecieron, pero los genes de algunos perviven en nuestro ADN. La genética ha sido crucial para estos hallazgos. Así lo recoge el libro de Tom Higham, arqueólogo que participó del nuevo trazado del árbol de familia de la humanidad.
Un equipo científico Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social ha descubierto en la Gruta de Figueira Brava (Portugal) grandes cantidades de restos de crustáceos que estos humanos arcaicos cazaban, recolectaban y cocinaban al fuego. El trabajo revela que explotaban los recursos marinos de forma intensiva.
El análisis de unos dientes hallados en un yacimiento de Guipúzcoa confirma una presencia tardía de esta especie humana en el norte de la península ibérica. El estudio corrobora además que estos restos son los únicos pertenecientes a neandertales adultos de la región de los Pirineos occidentales.