El 31 de enero de 2020 el Centro Nacional de Microbiología confirmaba el primer caso positivo por el coronavirus SARS-CoV-2 en España. Semanas después, el intensivista Juan Mora Ordoñez veía entrar en la UCI del Hospital Regional Universitario de Málaga a su primera paciente de covid-19 y los ojos se le empañaban. Empezaba una crisis que está siendo la más dura del último siglo en el ámbito sanitario.
Dolor de cabeza, niebla mental y mareos son algunos de los síntomas que provoca el coronavirus. La mayoría de los pacientes evoluciona bien, pero algunos estudios, tachados de alarmistas, sugieren que la infección podría desencadenar en el futuro alzhéimer o párkinson. En la actualidad no hay datos que confirmen esas hipótesis.
Según la Organización Mundial de la Salud, ómicron ha superado a delta como variante predominante en el mundo. El informe del organismo internacional destaca que ómicron es capaz de evadir la inmunidad de las personas vacunadas, pero también parece generar una enfermedad menos grave.
Los términos “endemismo” y “estacionalidad” son cada vez más utilizados para hacer referencia a la pandemia de covid-19. A veces se asocian incorrectamente con la gravedad de la enfermedad o con el fin prematuro de la pandemia. ¿Qué significan? ¿Encaja el SARS-CoV-2 en estas definiciones? ¿Lo hará algún día?
Pedro Sánchez ha anunciado que el ejecutivo está trabajando en la evaluación de la expansión de la covid-19 como una enfermedad de recurrencia estacional, cesando así el conteo exhaustivo de casos. Según el presidente, ya se dan las condiciones para ir abriendo este debate en Europa.
En la pandemia de covid-19 no hay evidencias que justifiquen el cierre de aulas para interrumpir la transmisión y proteger la salud de los menores. En cambio, sí existen pruebas del daño que provoca en ellos el abandono del ámbito escolar.
La pandemia nos ha mostrado que ni la ciencia ni la ingeniería son capaces, por sí solas, de solucionar un problema en tiempo real cuando la crisis es global, cuando las intervenciones locales son costosas y de efecto limitado, cuando hay que actuar sin tener toda la información.
En los últimos días varios países han modificado los tiempos de las cuarentenas de contactos estrechos y los aislamientos de infectados, mientras que otros ya lo estudian. España ha anunciado que reducirá a una semana estos periodos, tanto para infectados como para contactos estrechos.
Los primeros trabajos sólidos sobre la capacidad de las vacunas para frenar la infección por la variante ómicron, que acaban de publicarse, refuerzan la necesidad de una tercera dosis. Los expertos recuerdan, no obstante, que el objetivo de las vacunas nunca fue frenar la infección, sino evitar la enfermedad grave. Resumimos lo que se sabe por ahora sobre ella.
El diagnóstico es crucial en la pandemia. Una revisión publicada en The Lancet evalúa los métodos principales para detectar la infección por SARS-CoV-2: PCR y antígenos; además de las pruebas que miden los anticuerpos generados ante la infección o la vacuna. Este gráfico destaca los puntos fuertes, los débiles y la idoneidad de cada método en diferentes contextos.