A pesar de la preocupación sobre la formación del lenguaje en los niños durante la pandemia, una investigación revela que los menores de tres años aprenden palabras nuevas incluso cuando su interlocutor tiene la boca tapada. Según los resultados, el estudio de vocabulario a estas edades está asociado a que sigan la mirada del interlocutor y se fijen en el objeto que se les muestra.
Un nuevo estudio indica que el origen de la ansiedad y las alteraciones en la interacción social podría estar localizado en un grupo de neuronas en la amígdala. Según un experimento realizado en ratones, estas áreas afectadas tienen la capacidad de recuperar su funcionamiento.
Un estudio publicado en PLOS Biology revela que la eficacia de la estimulación eléctrica depende de la fortaleza de las redes frontoparietales del cerebro. La investigación analizó a 72 participantes durante cinco días consecutivos mientras resolvían tareas matemáticas.
Expertos piden evaluar el bienestar emocional de los nuevos padres para proteger a sus hijos. La salud mental paterna puede afectar al desarrollo del bebé en factores como el amamantamiento o la calidad del sueño del recién nacido.
El uso excesivo de móviles, tabletas y otros dispositivos electrónicos puede dañar la salud emocional infantil, especialmente en las edades comprendidas entre los 6 y los 10 años. Un estudio internacional alerta de que no solo importa el tiempo, sino también el contenido. Por ejemplo, los videojuegos pueden ser una señal de necesidad de evasión.
Una nueva investigación sugiere que la microestructura de la sustancia blanca del cerebro de los bebés predice su capacidad de regulación emocional en los siguientes seis. Este hallazgo ofrece nuevas formas de identificar a los niños en riesgo de futuros trastornos conductuales y emocionales.
Una experiencia sensorial desagradable puede generar una emoción duradera. Este mecanismo cerebral podría tener un origen evolutivo, diseñado para anticipar y evitar futuros peligros. Investigadores de Stanford han identificado los patrones de actividad que sostienen estas emociones, un hallazgo clave para comprender trastornos como la depresión o el estrés postraumático.
Investigadores de Singapur han analizado imágenes de resonancia magnética y han detectado una pérdida de conectividad en las áreas del cerebro relacionadas con la sociabilidad.
Los cambios afectan a regiones clave implicadas en la memoria de trabajo, la atención y la regulación emocional, según imágenes cerebrales de profesionales sanitarios.
Un nuevo estudio revela que ellas utilizan más el smartphone que otros géneros y presentan mayor temor a la crítica social en línea. Los autores apuntan que “podrían necesitar estrategias específicas de prevención y apoyo, ya que están más expuestas a sufrir por esta dependencia tecnológica”.