Esta matemática estadounidense investiga métodos de criptografía para salvaguardar la intimidad de unos usuarios que hoy comparten voluntariamente sus datos con todo tipo de aplicaciones y servicios.
Grandes plataformas online sustentan sus servicios en la labor de millones de trabajadores invisibles que corrigen en pocos segundos procesos de clasificación de datos en los que los algoritmos fallan. Esta investigadora denuncia que Silicon Valley ha creado una nueva clase social precaria y oculta.
Neandertales con oído de surfista, ordenadores cuánticos y entrevistas con investigadores de primer nivel. Este 2019 nos ha dejado imágenes tan impactantes como la primera fotografía de un agujero negro al mismo tiempo que celebrábamos el cincuenta aniversario del alunizaje desde un pueblo de Madrid.
Investigadores de la firma española Meteosim y de la multinacional alemana Olfasense han desarrollado una herramienta para la gestión de olores contaminantes que combina big data, inteligencia artificial e internet de las cosas. Permite analizar el impacto ambiental de episodios pasados, actuales y futuros e incluye recursos para la gestión de quejas de ciudadanos.
Un nuevo sistema potabilizador, basado en las zeolitas, permite extraer el fluoruro del agua, un contaminante de origen geológico que ocasiona una enfermedad ósea padecida por millones de personas en Etiopía. La patente del CSIC ha sido transferida a la empresa canaria Tagua.
Investigadores de EE UU y Brasil han desarrollado un sistema que ayuda a garantizar que los algoritmos de aprendizaje automático, usados en IA, funcionen adecuadamente y no reproduzcan sesgos discriminatorios. La técnica ha sido probada con éxito en aplicaciones de educación y salud.
Los sesgos discriminatorios de los algoritmos, la invasión de la privacidad, los riesgos del reconocimiento facial y la regulación de las relaciones entre humanos y máquinas son retos que la IA necesita afrontar. Sin embargo, los intereses de gobiernos y grandes empresas priman muchas veces sobre las buenas prácticas.
Un equipo de investigadores del CSIC y de la empresa Encapsulae ha desarrollado un aditivo que genera una superficie de contacto en los envases plásticos alimentarios que impide el crecimiento de las bacterias de listeria. El producto ya está patentado y disponible para su uso comercial.
Desde motores de transatlánticos para obtener electricidad al uso de la inteligencia artificial en la climatización, el metro madrileño no ha dejado de innovar durante sus cien años. Repasamos sus avances e inventos más revolucionarios