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Un informe elaborado por el Ministerio de Sanidad revela que el consumo de alcohol en la población general española no ha disminuido en los últimos 20 años y, además, se asocia con una gran carga de enfermedad y mortalidad. El problema es especialmente preocupante entre los jóvenes, más vulnerables a sus efectos.
El Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social (MSCBS) acaba de publicar la primera edición de la ‘Monografía de Alcohol del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones’, elaborada por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, que recoge la información más relevante sobre el consumo de esta sustancia y sus consecuencias en España.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se producen tres millones de muertes en el mundo debido al consumo de alcohol. Por ello, el 15 de noviembre se declaró como el Día Mundial sin Alcohol con el objetivo de concienciar de la necesidad de adoptar medidas encaminadas a reducir su uso.
En nuestro país, el alcohol supone un importante factor de riesgo de enfermedad y mortalidad. De hecho, es la sustancia psicoactiva más consumida por la población general en todas las edades: el 93 % consumió alcohol alguna vez en su vida, el 77,2 % durante el último año y el 63 % durante el último mes. Este hecho no ha disminuido en los últimos veinte años. Es más, un 8,8 % declaró consumir a diario.
No obstante, el problema es especialmente preocupante entre las personas jóvenes y menores, que además son más vulnerables a sus efectos. Así, en 2018/19 el 77,9 % de los estudiantes de 14 a 18 años reconoció haber consumido alcohol alguna vez en la vida, el 77,5 % algún día en el último año y el 58,5 % en el último mes.
La prevalencia para estos tramos es, en general, superior en las chicas que en los chicos. El inicio en ambos sexos se sitúa en los 14 años de media y se apreció un repunte de intoxicaciones etílicas agudas y binge drinking en todos los tramos de edad y en ambos sexos.
Este consumo intensivo se asocia en muchas ocasiones, además de a los efectos directos del alcohol sobre la propia fisiología y desarrollo neurológico, a determinadas conductas de riesgo.
Por ejemplo, el 2,7 % de los estudiantes reconoció haber conducido un vehículo bajo los efectos del alcohol en el último año, y el 17,2 % dijo haber viajado como pasajero en un vehículo conducido por alguien que estaba bajo los efectos del alcohol.
Además, el 16,9 % dice haberse visto implicado en una pelea o agresión y el 30,6 % haber mantenido relaciones sexuales sin preservativo en esta situación. Es importante destacar que el 94,9 % de los estudiantes de 14 a 18 años señaló no haber tenido ninguna dificultad para conseguir bebidas alcohólicas.
Conviene hacer hincapié en que el daño producido por el alcohol es directamente proporcional al nivel de consumo, y no existe un nivel libre de riesgo. Aun así, el 18,6 % de las personas de 15 a 64 años presenta un consumo por encima del nivel considerado de bajo riesgo (hasta 10 gramos/día en mujeres y 20 gramos/día en hombres).
Dentro de la red de atención a drogodependencias y adicciones, en nuestro país el alcohol es responsable del mayor número de admisiones a tratamiento, con una tendencia en ascenso y alcanzando las 27.209 personas en 2019, muchas más que las que buscan tratamiento por cocaína, cannabis o heroína.
Entre 2010 y 2017 se estima que se produjeron en España una media de 15.489 muertes atribuibles al alcohol al año, de las que el 55,7 % son prematuras.
El riesgo poblacional se situaría en una tasa media anual de mortalidad atribuible estandarizada de 40,9/100.000 personas-año (69,3/100.000 en hombres y 18,1/100.000 en mujeres). Del conjunto de las muertes por todas las causas, se valora que el 4 % fueron debidas a esta sustancia.