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Un proyecto une a científicos y habitantes del Ártico para afrontar los retos del cambio climático

El proyecto de investigación del Año Polar Internacional “Adaptación y vulnerabilidad de las comunidades en las regiones árticas” (CAVIAR, por sus siglas en inglés) ha comparado los casos de ocho países árticos para comprobar la adaptación y vulnerabilidad de sus habitantes al cambio climático, entre otros retos.

Barco pesquero. Imagen: CICERO.

Los habitantes de las regiones árticas se enfrentan a numerosos retos a medida que las temperaturas aumentan el doble de rápido que la media mundial. En algunas comunidades del norte de Noruega, los patrones de los vientos están cambiando y los peces se van desplazando hacia el norte. Los habitantes de Tuktoyaktuk (norte de Canadá) llevan mucho tiempo contemplando cómo se erosionan sus costas, pero este proceso podría acelerarse debido al incremento de las temperaturas y a la mayor fuerza de las tormentas.

“Lo que hace que este proyecto sea único es que incluye a todas las partes interesadas desde el principio y a lo largo de todo el proyecto de investigación. Ellos son los que definen la investigación”, ha comentado Grete K. Hovelsrud, directora del proyecto e investigadora principal en el Centro para la Investigación del Clima y el Medio Ambiente de Oslo (CICERO, en sus siglas en inglés).

Hovelsrud y su equipo han presentado el proyecto “Adaptación y vulnerabilidad de las comunidades en las regiones árticas” a las comunidades para que, si están interesadas, se inicie un diálogo entre los investigadores y las partes interesadas. “Nos cuentan cuáles son las cuestiones más importantes en sus comunidades, ya sean de índole social, política o medioambiental”, ha subrayado la antropóloga.

Una vez definidas las cuestiones a investigar, otros científicos expertos en esos temas estudian los comentarios para obtener resultados. Elaboran también modelos climáticos a escala para esas localidades. “Por ejemplo, si las partes interesadas comentan que los patrones de lluvias y temperaturas son importantes para su subsistencia, les mostramos modelos a escala local. Juntos, debatimos sobre qué retos pueden presentar estos modelos hipotéticos y cómo se podrían superar”, ha añadido la investigadora.

Un referente al norte de Noruega

Investigadores noruegos y canadienses han viajado recientemente hasta el norte de Noruega para intercambiar conocimientos y conocer a algunos de los habitantes que colaboran en el proyecto.

“Hay una tendencia por parte de los investigadores que trabajan en el ártico canadiense a recopilar información, pero sin compartirla con la comunidad. Uno de los objetivos más importantes de este proyecto es conseguir que esos resultados lleguen a la comunidad. Cuando las comunidades dispongan de esa información, les será más fácil tomar decisiones respecto a riesgos futuros”, ha señalado Mark Andrachuk, investigador de la Universidad de Guelph (Canadá).

Para Inger Katrine Juuso, alcaldesa de Nesseby –uno de los municipios noruegos que participan en el proyecto-, formar parte del plan tiene “ventajas e inconvenientes, porque el cambio climático conlleva retos para su comunidad”. Sin embargo, la alcaldesa se alegra de que las comunidades adquieran visibilidad y sean consciente de los cambios. “La fuerza de los vientos han aumentado, las lindes de los bosques se desplazan, el número de depredadores está creciendo…”, ha apuntado Juuso.

Toril Svendsen, un director de proyecto en el municipio de Lebesby, otro pueblo del norte de Noruega, ha comentado también que la gente habla de que los inviernos están cambiando. “Los inviernos son más suaves de lo que solían ser. Si esto sigue así, acabaremos esperando hasta febrero para tener las condiciones de nieve a las que estamos acostumbrados. Esto crea retos para la industria del turismo, pero también es problemático para nuestro bienestar general. Aquí está oscuro en diciembre y enero. Estamos acostumbrados a que la nieve aporte algo de luz”, ha explicado Svendsen.

Retos para los animales

Otros retos a los que se enfrenta el norte de Noruega son la posible reducción del acceso a la comida para los renos, y la emigración de los peces hacia zonas más al norte. “Una de las diferencias entre Canadá y los países nórdicos es la conexión con el mundo exterior. Mientras que en Noruega, Suecia y Finlandia el sustento de la población está más directamente relacionado con el mercado exterior, los modos de vida de subsistencia siguen siendo importantes en las comunidades árticas de Canadá”, ha asegurado Robin Sydneysmith, profesor en la Universidad de la Columbia Británica (Canadá). .

Según el investigador canadiense, “los cambios medioambientales están produciendo a su vez cambios en el modo de vida de muchos inuit de Canadá; ya han tenido que adaptar sus métodos de cosecha y viaje. Esto es algo que aún no se ve en el norte de Europa. Pero si el bacalao se desplazase hacia el norte o se redujese su población, las comunidades europeas de esta etnia también podrían acabar lidiando con este tipo de retos”.

A esto, los investigadores subrayan la importancia de observar cómo los cambios medioambientales están relacionados con cambios políticos y sociales. “El cambio climático no es una de las grandes prioridades para mucha gente del norte. Otros problemas, como el desempleo, son más inmediatos, pero cada vez más gente se va dando cuenta de que el cambio climático podría empeorar algunas cosas. Es algo más por lo que preocuparse”, ha concluido Sydneysmith.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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