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Universidad y empresa, por la transferencia del conocimiento

El pasado 29 de mayo tuvo lugar el encuentro Nuevos retos en la investigación cardiovascular en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Los expertos coincidieron en la importancia de fomentar la colaboración entre la universidad y la empresa privada, así como en el trasvase de conocimientos entre la ciencia básica y la aplicada.

El profesor Juan Tamargo junto a representantes de la UCM, Madri+d, Lilly y Laboratorios Rovi. Foto: cortesía de Laboratorios Rovi.

En la conferencia, a cargo de Juan Tamargo, ganador del premio de la Fundación Lilly en Investigación Biomédica el pasado año y catedrático de Farmacología de la Universidad Complutense, estuvo también representada la empresa privada con la presencia de Javier Ellena, presidente de Lilly España, y Juan López Belmonte, presidente de Laboratorios Rovi. Todos ellos subrayaron la necesidad de reforzar los lazos entre el mundo universitario y el empresarial, y de impulsar el traslado de conocimientos entre la investigación básica y la aplicada.

Juan Tamargo, quien recibió el galardón privado por sus contribuciones en los campos de la farmacología cardiovascular y la electrofisiología cardiaca, destacó la importancia de las enfermedades cardiovasculares, que producen unas 40.000 muertes al año sólo en España y que, si bien afectan especialmente a las personas de más edad, tienen su origen en dolencias más tempranas, que comienzan a hacerse patentes en torno a los 45 años de edad.

En este sentido, Tamargo denominó a la hipertensión como “el asesino silencioso”, ya que “no duele, y tampoco produce síntomas”. Sin embargo, sí lo hacen a menudo los medicamentos que se prescriben para corregirla. “Y, ¿entonces qué sucede? Que los pacientes abandonan el tratamiento”. Tan sólo un 30% de los diagnosticados como hipertensos sigue la prescripción recetada por su médico.

El científico señaló que, en resumen, la investigación farmacológica debe encaminarse a la búsqueda de medicamentos “más seguros, más eficaces y más cómodos de administrar”. Por ejemplo, “¿se imaginan que (como tratamiento para la hipertensión) bastara una inyección cada seis semanas?”. Y es que un fármaco como éste podría acabar con el problema del abandono del tratamiento en esta enfermedad silente.

Tamargo también indicó el requerimiento de lograr modelos experimentales que permitan mejorar la predictibilidad de éxito de los fármacos ya en sus primeras fases de desarrollo. Se dice que un 10% más de aciertos llevaría a un ahorro de 100 millones de euros en cada fármaco. Sin embargo, el catedrático no dejó de señalar que en ese tanto por ciento de fracasos se esconden también oportunidades, ya que a menudo los fármacos, pensados en principio para combatir una afección, pueden resultar útiles también para luchar contra otras.

El investigador también habló de la revolución en la que nos encontramos inmersos, con aportaciones de campos tan diversos como la genómica, la biotecnología, la nanotecnología o la informática. La identificación y el conocimiento de los marcadores genéticos (segmentos de ADN que pueden servir como señal de una mayor o menor tendencia a sufrir alguna dolencia) obligan a tener un enfoque más integral de la medicina, en el que se tenga en cuenta también el riesgo de cada paciente a padecer un tipo de dolencia.

Otro de los retos señalados por Tamargo fue la necesidad de eliminar el espacio que separa a la ciencia básica y la aplicada. Y afirmó: “La ciencia es muy buena en España, publicamos en las mejores revistas del mundo”. Sin embargo, esa excelencia en el conocimiento básico no se está transmitiendo en buena parte a la investigación aplicada y éste sería, para el investigador, el gran desafío que tiene que afrontar nuestro país. Y también su gran oportunidad.

Por su parte, Javier Ellena y Juan López Belmonte, presidentes de Lilly y Laboratorios Rovi, respectivamente, aportaron en este encuentro el punto de vista de la industria farmacéutica. Ellena destacó las oportunidades que tiene ante sí el sector: “Si combinamos la revolución en biología con la revolución tecnológica, resulta que el potencial de actuación se multiplica de forma espectacular”. También comentó la rápida evolución por la que ha pasado la investigación: “Hemos pasado de tratar órganos a tejidos, y ahora trabajamos a nivel molecular.

El sueño es que, en vez de tratar de forma indiferenciada a determinadas poblaciones con una patología, podamos hacerlo teniendo datos por subpoblaciones, de forma que podamos elegir a aquellas en las que sus biomarcadores indiquen mayores probabilidades de éxito de un tratamiento” o, por el contrario, modificarlo en aquellos en los que se perciba que los efectos secundarios podrían ser importantes. Además, conocer los marcadores genéticos de cada individuo permitiría incidir más en la prevención y los estilos de vida, además de en las terapias farmacológicas.

López Belmonte, por su parte, destacó que, a pesar de que España sigue teniendo un retraso considerable respecto a Europa, existen razones para el optimismo, entre otras cosas “porque los dos partidos mayoritarios han dedicado mucho espacio para la ciencia, y eso significa que la sociedad cree que la I+D es válida”. El presidente de Rovi enfatizó también la importancia de las patentes y la necesidad de contar con un marco legislativo sólido y estable.

Al acto acudieron también Carmen Acebal, vicerrectora de Investigación y Política Científica de la Universidad Complutense; Ángel Nogales, decano de la Facultad de Medicina, donde tuvo lugar el encuentro, y Pilar Lázaro, directora de la oficina Madri+d de Comercialización de la Investigación. La jornada ha formado parte de los Foros de Ciencia y Tecnología Madri+d 2008, una iniciativa de la Dirección General de Universidades e Investigación de la Comunidad de Madrid, y ha sido organizada por Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación de la Universidad Complutense de Madrid (OTRI-UCM).

Fuente: UCM
Derechos: Creative Commons
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