Las afecciones dermatológicas son unas de las más frecuentes que sufren los viajeros, especialmente en desplazamientos a zonas tropicales. Los especialistas recomiendan tomar precauciones frente a mosquitos y otros organismos que pueden provocar enfermedades graves.
Cuando viajamos en vacaciones, buscamos despreocuparnos de nuestras rutinas. Pero las amenazas para nuestra salud pueden aumentar, especialmente si viajamos a regiones muy diferentes de aquella en la que vivimos.
Según una estimación publicada en 2023, algunas de las afecciones más comunes en los viajeros son las dermatológicas, junto a las digestivas y las respiratorias.
“Las patologías cutáneas son alrededor del 20 % de las consultas que vemos en atención al viajero”, comentaba a SINC Gema Martín Ezquerra, del servicio de Dermatología del Hospital del Mar en Barcelona, durante el último Congreso de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), celebrado en en Valencia.
Martín explica que las más comunes son picaduras, quemaduras solares, reacciones alérgicas a medicamentos (como la profilaxis para la malaria) o las consecuencias de infecciones de transmisión sexual. Pero señala que también hay casos de afecciones tropicales.
“Son mucho menos frecuentes, pero aparecen sobre todo cuando se viaja a zonas cálidas, donde cualquier infección es más probable. En concreto, las regiones de más riesgo son el Caribe, ciertas zonas asiáticas y la región centroafricana”, afirma la dermatóloga.
María del Mar Llamas, del servicio de Dermatología en el Hospital Universitario La Princesa en Madrid, indicaba a SINC que una de estas enfermedades que se encuentran en consulta es la tungiasis, causada por la penetración en la piel de la pulga de arena (Tunga penetrans).
“Normalmente se adquiere al caminar sin zapatos por zonas arenosas”, explica Llamas. “Lo que hace esta pulga es un túnel en la piel y empezar a crecer dentro. Básicamente, se alimenta de nuestra sangre y va soltando huevos”, añade. Esto causa inflamación, dolor y picor, además de dificultad para caminar y dormir.
La tungiasis se adquiere al caminar sin zapatos por zonas arenosas. La pulga hace un túnel en la piel, se alimenta de nuestra sangre y va soltando huevos
La dermatóloga explica que “cuando alguien se infecta en vacaciones, normalmente se la tratan al volver. Simplemente se extrae la tunga y se evitar que se infecte”. Pero subraya que es un gran problema en los países donde esta pulga es endémica, como en regiones tropicales y subtropicales del Caribe, Sudamérica y el África Subsahariana, y hay un menor acceso a sanidad.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), ningún país lleva a cabo una vigilancia sistemática de la enfermedad, por lo que se desconoce la carga real que supone. Pero, según encuestas realizadas en comunidades donde la enfermedad es endémica han indicado que la prevalencia es heterogénea y oscila entre el 7 % y el 63 %.
‘Tunga penetrans’, causante de la tungiasis. / Adobe Stock
Si no se trata, las complicaciones pueden ser crónicas e incluir fisuras, úlceras, linfedema, necrosis de tejidos, que pueden ocasionar dolor, incapacidad, deformidad y mutilación de los pies, así como una forma característica de caminar.
Otra de las enfermedades tropicales que se observan en consulta es la miasis forunculoide, provocada por las larvas de moscas de diferentes especies, como la mosca del mango (Cordylobia antropophaga).
“En este caso, puede ser por cualquier zona del cuerpo y está causada una mosca que se te posa y suelta los huevos de otra especie. También penetran en la piel y causa mucho dolor,” dice Llamas. Las especies más conocidas de moscas que causan miasis foruncular provienen de América del Sur y Central, y de África subsahariana y tropical.
La experta también advierte sobre otras enfermedades dermatológicas que pueden ocurrir en viajeros, como la larva migrans, con un mecanismo de transmisión similar a la tunga, o la esquistosomiasis, una infección por gusanos parásitos que aparece al bañarse en aguas contaminadas.
Tanto Llamas como Gema Martín recomiendan ser cautos en zonas endémicas de estas enfermedades para evitar infecciones.
“Algo fundamental es siempre llevar calzado tapado, para protegerse de la larva migrans o la tunga que eclosionan en zonas de arenas cálidas. También en la playa, además de usar toalla siempre y no sentarnos directamente en la arena”, advierte Martín.
Llamas también recuerda tomar precauciones antes de bañarse, sobre todo en lagos, donde pueden habitar parásitos.
“Además, es conveniente usar manga larga y repelente de insectos para evitar picaduras”, añade. Por su parte, Martín recomienda llevar un kit de desinfección de heridas. “En climas cálidos, las heridas de infectan con mucha más facilidad”, señala.