El cambio climático agrava la pobreza energética, también en verano

Millones de personas no pueden permitirse encender la calefacción en invierno. Lejos de aliviar esta situación, el cambio climático la agrava también en el periodo estival, cuando el acceso al aire acondicionado se vuelve vital frente a olas de calor cada vez más intensas y frecuentes, con un impacto creciente sobre los hogares más vulnerables.

Pobreza energética, calentamiento global
El calentamiento debido al cambio climático agravará la pobreza energética. / Pixabay

En los países desarrollados, la pobreza energética se refiere a la dificultad de costear servicios básicos de energía que están fácilmente disponibles. Suele entenderse como la imposibilidad de mantener el hogar caldeado en los meses fríos, pero se emplean indicadores referidos a la carga del gasto energético respecto a los ingresos, por ejemplo un 10% —muy utilizado— o un 6% —en EEUU—. Hoy se tiende a aplicar indicadores relativos, como el doble del porcentaje de los ingresos que el hogar medio gasta en energía.

Sin embargo, los expertos subrayan que la pobreza energética es un concepto complejo que puede variar dependiendo de la región y otras múltiples circunstancias. Según explica a SINC Marine Cornelis, experta en consumo energético, fundadora y directora ejecutiva de la consultora Next Energy Consumer, “es un concepto dinámico, influido por vulnerabilidades que solapan: desde los bajos ingresos hasta el alto gasto en energía, la baja calidad de las viviendas, mala salud, vulnerabilidades económicas y sociales…”

La lucha contra la pobreza energética forma parte del Objetivo de Desarrollo Sostenible 7 de Naciones Unidas para 2030

Dado que en las regiones templadas ha sido una lacra más propia del invierno, se suponía que al menos el calentamiento asociado al cambio climático contribuiría a aliviarla. Pero la realidad, dicen estudios y expertos, desmiente esta idea: la pobreza energética crece también en verano, y el cambio climático la está agravando. La lucha contra este problema forma parte del Objetivo de Desarrollo Sostenible 7 de Naciones Unidas, garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos en 2030.

Más electrificación que nunca

El acceso a la electricidad está hoy más extendido que nunca, cubriendo un 90% de la población mundial en 2020 frente al 75 % dos décadas atrás; lo cual, pese a todo, significa que 733 millones de personas aún carecen de este recurso tan esencial, según datos de Naciones Unidas. Pero esta cifra contrasta con otra mucho más abultada, la de quienes sufren pobreza energética: 1.180 millones. Es decir, hay 447 millones de personas que, teniendo a su disposición un suministro eléctrico, no lo utilizan por no ser fiable, seguro o asequible.

Hay 447 millones de personas que, teniendo a su disposición un suministro eléctrico, no lo utilizan por no ser fiable, seguro o asequible

La cifra procede de un estudio de 2024 basado en una fuente peculiar: un análisis de imágenes tomadas desde el espacio que muestran el uso de la iluminación en la franja global de los países en desarrollo, contrastado con datos a pie de suelo. Pero aunque los autores descubren mayor pobreza energética en las zonas más aisladas de estas naciones pobres, dicha carencia se extiende mucho más allá, hasta las regiones desarrolladas, donde afecta a infinidad de hogares cuyos residentes tienen un buen suministro eléctrico que apenas pueden pagar.

Además de la electricidad, la pobreza energética afecta a fuentes como el gas y otras. La UE reconoce esta lacra desde 2009 como “un gran desafío que debe abordarse” y que se ha recrudecido con el aumento de los precios de la energía tras la crisis de la pandemia de COVID-19 y la invasión rusa de Ucrania, lo que engrosó la población afectada desde un 6,9% en 2021 hasta el 10,6% en 2023. Las políticas y regulaciones aplicadas en estos años han logrado reducir esta tasa a un 9,2% en 2024, según la Comisión Europea (CE).

El azote del calor

Estos datos se refieren a la pobreza energética invernal. Pero hay otra cara, la pobreza energética estival. A veces aún se entiende el aire acondicionado como un lujo, sobre todo en las viviendas más antiguas y peor climatizadas. Sin embargo, la CE considera que una temperatura confortable en verano es parte de una transición energética justa.

Es mucho más difícil escapar del calor que del frío, y las olas de calor del verano ya matan a más de 50 000 personas al año

Marine Cornelis, fundadora y directora ejecutiva de la consultora Next Energy Consumer

“El calor ocasiona significativos retos económicos, sociales y de salud pública, particularmente para los grupos vulnerables como hogares de bajos ingresos, personas mayores y residentes en viviendas energéticamente ineficientes y mal aisladas”, destaca un informe elaborado por Cornelis para el Ejecutivo comunitario. La experta comenta: “Es mucho más difícil escapar del calor que del frío, y las olas de calor del verano ya matan a más de 50.000 personas al año”.

España llega a duplicar la media comunitaria de pobreza energética, con cifras que varían entre un 10 y un 20 % de la población

Un 19% de los hogares de la UE padecen un calor excesivo en verano, y el 75% de los edificios son energéticamente ineficientes, con riesgo de sobrecalentamiento. Pocos países —España sí lo hace— recogen cifras de población afectada e implantan políticas proactivas. En nuestro país es especialmente importante, dado que, según Cornelis, “estudios preliminares sugieren que los afectados por la pobreza energética durante el invierno podrían tener dificultades también en verano”. Y España llega a duplicar la media comunitaria de pobreza energética, con cifras que varían entre un 10 y un 20% de la población, en función del indicador utilizado.

El impacto del cambio climático

En los países más cálidos, el mayor coste del enfriamiento aumentará la pobreza energética en los hogares más vulnerables

Parece lógico que el aumento de las temperaturas debido al cambio climático debería mitigar en parte la pobreza energética invernal, al reducir la necesidad de calefacción; mientras que, por el contrario, aumentaría la demanda de enfriamiento y aire acondicionado en verano. Pero ¿cómo se compensan estos efectos en el balance neto sobre la pobreza energética? ¿Se verá reducida o aumentada por el cambio climático?

Las investigaciones abordan la cuestión desde distintos enfoques. Un estudio australiano estima cifras que relacionan las temperaturas con la pobreza energética: cada día frío, con una temperatura media menor de 15 °C, aumenta esta penuria en torno a un 0,02%. En el contexto del cambio climático, calculan los autores, “se espera que el calentamiento global resulte en reducciones modestas en el grado de pobreza energética a plazos corto-medio y largo”.

Este trabajo presume que la probable reducción de la pobreza energética a causa del cambio climático será mayor y más duradera en regiones más frías que Australia; pero que, en cambio, en países más cálidos el mayor coste del enfriamiento aumentará esta carestía en los hogares más vulnerables, como señalaba otro estudio aplicado a Vietnam.

En Europa, las áreas rurales se han identificado como más vulnerables a la futura pobreza energética por el cambio climático

El clima dominante en cada zona no es el único factor que determina el saldo neto de la pobreza energética debido al cambio climático. Diversos estudios en un país extenso y diverso como China concluyen que, si bien este impacto será heterogéneo, es probable que en general sea negativo, especialmente en zonas rurales, en áreas menos desarrolladas con baja libertad económica y alta dependencia energética del carbón. También en Europa las áreas rurales se han identificado como más vulnerables a la futura pobreza energética por el cambio climático.

Políticas climáticas contra la pobreza

En suma, y si bien los investigadores piden más estudios, despunta un veredicto: “No he hecho los cálculos, pero creo que el cambio climático empeorará la pobreza energética, aunque quizá no de la manera que hasta ahora la hemos entendido y valorado”, dice Cornelis. “En otras palabras, las políticas se han centrado en los problemas del invierno, pero a largo plazo y en perspectiva general se trata de ganar resiliencia a los problemas del verano”.

Las políticas se han centrado en los problemas del invierno, pero a largo plazo y en perspectiva general se trata de ganar resiliencia a los problemas del verano

Marine Cornelis, fundadora y directora ejecutiva de la consultora Next Energy Consumer

A esto se añade el riesgo de que las políticas contra el cambio climático aumenten la pobreza energética de los más vulnerables, por ejemplo si se grava más el uso de combustibles fósiles y aumentan los precios de la energía. Cornelis desgrana las recetas para que las políticas climáticas, lejos de acrecentar la pobreza energética, ayuden a paliarla: encauzar fondos a las áreas y poblaciones más vulnerables, construir resiliencia en el sistema, desarrollar las energías limpias y diseñar tarifas justas.

Revertir las tasas por emisiones de carbono a los sectores más necesitados para apoyar su transición a energías limpias es un modo de transformar el riesgo en ventaja, según el experto en cambio climático y políticas ambientales Michael Jakob, del Instituto Ecológico y el Instituto Mercator de Berlín: “Para asegurar que las políticas climáticas sean socialmente justas, los gobiernos deben encontrar modos de proteger a los consumidores de la pobreza energética”.

La importancia de la eficiencia energética se manifiesta en España, donde determina que el sur sea más vulnerable que el norte con un clima más suave

La experiencia muestra que es posible: un estudio con datos de 20 años en 75 países concluye que las políticas climáticas pueden aminorar la pobreza energética, sobre todo en países en desarrollo y con medidas a largo plazo, sustituyendo combustibles fósiles por energías renovables, fomentando la innovación y mejorando la eficiencia energética; objetivo, este último, clave en las medidas de la UE contra la pobreza energética a través del Energy Poverty Advisory Hub y cuya importancia se manifiesta en el ejemplo de España, donde la ineficiencia energética determina que el sur sea más vulnerable que el norte con un clima más suave.

Fuente:
SINC
Derechos: Creative Commons
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