Crean y albergan vida, a la vez que regulan todo el sistema climático de la Tierra. Los océanos son esenciales para nuestra subsistencia. Sin embargo, el aumento de las temperaturas está perturbando de forma sigilosa hasta lo más profundo de los mares. Poco a poco las consecuencias del cambio climático empiezan a percibirse en las especies marinas, la pesca, los modelos climáticos, y el nivel del mar, entre otros.
En los últimos 40 años, las poblaciones de especies marinas se han reducido en un 39% de media en todo el mundo debido, entre otros motivos, a la sobrepesca. Para concienciar sobre los riesgos de esta práctica, la organización ecologista WWF ha presentado una campaña de información al consumidor, financiada por la Comisión Europea, para promover la elección responsable de pescado y marisco. Solo en España se han importado 1,5 millones de toneladas de estos productos.
Mediante técnicas de biología molecular y genética basadas en la mosca de la fruta, investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid han encontrado las secuencias reguladoras que dirigen la división en compartimentos dorsal y ventral de los apéndices. Los resultados, publicados en PLOS Genetics, permiten describir la lógica molecular que determina esta división.
Las poblaciones de aves o de mariposas que viven en hábitats abiertos se han visto perjudicadas por la pérdida sucesiva de prados o matorrales. En cambio, las que viven en áreas boscosas se han visto favorecidas. Estas variaciones se han relacionado con los cambios de paisaje que ha sufrido Cataluña y el conjunto del mediterráneo en las últimas décadas, según un nuevo estudio.
El estudio mediante nuevas herramientas de análisis tridimensional de un contenido estomacal fosilizado de hace unos 215 millones de años ha revelado que los huesos que se creía que pertenecían a un reptil volador del grupo de los pterosaurios eran, en realidad, de un pequeño reptil del grupo de los protorosaurios que habría sido comido posiblemente por un pez. Así lo revelan científicos del Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont y la Universidad de Valencia.
Una colmena en un tronco hueco en Cévennes (Francia)./ Eric Tourneret
Los diez millones de años de historia evolutiva que un estudio científico atribuye al árbol del cacao pueden ser la respuesta a los problemas de la industria chocolatera que trabaja con una planta considerada poco diversa genéticamente y, por lo tanto, débil ante las plagas y el cambio climático. La nueva datación implica que América del Sur debe poseer poblaciones silvestres de cacaotero resistentes a enfermedades. Incluso puede que se encuentren nuevos sabores.
Un equipo multidisciplinar logra aislar actinobacterias productoras de antibióticos y antitumorales en precipitaciones caídas en Gijón y Oviedo. Los científicos señalan que estos recursos atmosféricos suponen una fuente novedosa e inexplorada para el descubrimiento de medicamentos.