El deshielo de los glaciares de la Antártida oriental, provocado por el cambio climático, ha destapado nuevas zonas donde los pingüinos Adelaida pueden alimentarse y reproducirse. De hecho, desde la última edad de hielo, su población se ha multiplicado por 135. Sin embargo, el nuevo estudio demuestra que esta explosión poblacional no es uniforme; en otras áreas del continente helado estas aves están en declive.
Visionario y aventurero, el científico Claude Lorius –nacido en Besançon (Francia) hace 83 años– ha dedicado su vida a estudiar la nieve de los casquetes polares y a desentrañar milenios de historia del clima. Hace 30 años, halló unas muestras de hielo en el lugar más frío del mundo, que demostraban por primera vez la implicación del ser humano en el cambio climático actual. A pesar de las evidencias, el glaciólogo aún lucha para que su mensaje científico cale en forma de decisiones políticas.
Crean y albergan vida, a la vez que regulan todo el sistema climático de la Tierra. Los océanos son esenciales para nuestra subsistencia. Sin embargo, el aumento de las temperaturas está perturbando de forma sigilosa hasta lo más profundo de los mares. Poco a poco las consecuencias del cambio climático empiezan a percibirse en las especies marinas, la pesca, los modelos climáticos, y el nivel del mar, entre otros.
Amenazados por el cambio climático, los osos polares se enfrentan también a otros riesgos generados por encuentros con los seres humanos. Es el caso de estos oseznos de once meses de edad, que acaban de llegar a un centro de recuperación canadiense tras perder a su madre por un disparo accidental. Por la delicada situación de la especie, a principios de noviembre se celebra la Semana del Oso Polar. Hoy son los protagonistas de nuestra sección #Cienciaalobestia.
A menos de un mes de la celebración en París de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre cambio Climático, el Worldwatch Institute ha publicado su informe anual La situación del Mundo 2015: Un mundo frágil. La escasez de recursos agrícolas, el fracking, las migraciones para adaptarse al clima y el crecimiento económico desmedido son cuestiones abordadas por esta publicación, que codirige el investigador Gary T. Gardner.
Las anomalías del clima a gran escala pueden tener efectos inmediatos sobre el comportamiento y la dinámica de la población de los pingüinos rey. Para corroborarlo, los científicos han hecho un seguimiento durante 16 años del comportamiento de estos animales y de sus viajes.
estas regiones de tierra seca son una de las áreas más sensibles al cambio climático y las actividades humanas. / Haipeng Yu
La alta montaña mediterránea atesora una gran biodiversidad de plantas pero su persistencia está seriamente amenazada por el cambio climático. Al estudiar las interacciones de la vida vegetal, un equipo de la Universidad de Valladolid ha descubierto, a partir del estudio de los anillos de crecimiento de los árboles, que la sabina rastrera (Juniperus sabina L.) favorece el crecimiento de otras plantas de muy diversas formas y a distintos niveles. El trabajo aporta información de gran interés para la conservación de este ecosistema.
Dos institutos catalanes de investigación han medido con varios satélites el hundimiento del Delta del Ebro durante las dos últimas décadas. Los resultados del estudio, que ha contado con fondos europeos, revelan una tasa de subsidencia de 0,3 centímetros anuales, un valor similar al de otros deltas del mundo.
Un estudio realizado en 24 países, entre ellos España, revela una nueva forma de implicar a la ciudadanía para que luche contra el cambio climático: que piense en los beneficios futuros de tener un planeta menos contaminado. La investigación, en la que participa la Universidad Complutense de Madrid, refleja cómo el desarrollo económico y científico, junto al hecho de pertenecer a una sociedad más benévola, son los factores que más motivan a los ciudadanos.