Las ciudades han enmudecido y con ellas prácticamente toda actividad humana por la pandemia de COVID-19. Sin tráfico, fábricas, trenes, conciertos ni multitudinarios espectáculos deportivos, solo queda el ruido que emiten las entrañas del planeta. Así los revelan los aparatos instalados en toda la geografía española para medir los terremotos que se producen bajo nuestros pies.
Un equipo del CSIC ha constatado que las partículas ultrafinas, procedentes del tráfico en las ciudades, afectan al control de la presión arterial, uno de los factores de riesgo más importantes de las enfermedades cardiovasculares.
Un equipo internacional con participación española ha estudiado la mortalidad de más de 400 ciudades en 20 países durante tres décadas. Los resultados revelan que la exposición diaria a la contaminación por ozono está detrás del 0,2 % de las muertes. Según los investigadores, esta mortalidad podría reducirse con estándares de la calidad del aire más estrictos.
Un proyecto de la Universidad Politécnica de Madrid estudia la viabilidad de usar drones para supervisar el tráfico, las aglomeraciones, el clima o la contaminación de las urbes.
Un estudio internacional, en el que ha participado la Universidad Politécnica de Madrid, ha realizado un estudio exhaustivo de los planes de mitigación y adaptación al cambio climático que existen en 885 ciudades distribuidas en los 28 estados miembros de la UE.
El mayor estudio realizado hasta la fecha confirma que un incremento en áreas verdes alrededor de la vivienda se asocia de manera significativa con una reducción en la mortalidad prematura. La investigación proporciona evidencia científica robusta para que las urbes estimen el impacto de nuevas áreas verdes.
El mayor estudio realizado hasta la fecha confirma que un incremento en áreas verdes alrededor de la vivienda se asocia de manera significativa con una reducción en la mortalidad prematura. La investigación proporciona evidencia científica robusta para que las urbes estimen el impacto de nuevas áreas verdes.
Dos nuevos estudios se centran en comprender la manera en que los espacios naturales influyen en el bienestar de las personas. Sus resultados apuntan la importancia que tienen el uso y la calidad de los espacios verdes para que los ciudadanos realicen actividad física, participen en encuentros sociales y mejoren su bienestar emocional.
Un equipo de la Universidad Politécnica de Madrid ha analizado un conjunto de bosques urbanos y acciones agrícolas implementadas en la ciudad de Lugo. Los resultados muestran que la expansión de la infraestructura verde urbana genera un balance neto positivo de absorción de dióxido de carbono que ayudará a reducir los efectos del cambio climático y a mejorar la resiliencia y la sostenibilidad.
Por primera vez, un estudio analiza el vínculo a largo plazo entre el verdor alrededor de la vivienda y un conjunto de afecciones que incluye la obesidad o la hipertensión. La relación podría estar mediada por las oportunidades que ofrecen los espacios verdes para realizar actividad física, así como la mitigación de la exposición a la contaminación del aire.