Los incendios forestales y la superficie quemada en Cataluña han descendido desde 1970, a pesar del aumento de las temperaturas y otras variables climáticas que elevan el riesgo de incendios. Este descenso se habría producido gracias a las medidas de gestión del fuego y a las campañas de prevención y concienciación de la población, según un estudio liderado por la Universidad de Barcelona y el Consejo Nacional de Investigación italiano, publicado en la revista Climatic Change.
Un grupo de la Universidad de Alcalá ha dibujado el panorama de la quema forestal a lo largo de 42 años a escala nacional. El trabajo sostiene que el abandono de las tierras agrícolas y la subida de las temperaturas han contribuido a avivar los fuegos.
Si en 2014 la temperatura global subiera 3,5 ºC de media, en Europa se multiplicarían por siete las sequías, por tres las inundaciones y la mortalidad se duplicaría. Estas son algunas de las conclusiones de un estudio del Centro Común de Investigación (JRC) de la Comisión Europea, que ha modelizado qué pasaría si trasladáramos la Europa actual al escenario que se prevé para 2080.
El Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales ha colaborado en un artículo científico, publicado en la revista PlosOne, sobre los cambios en la composición y abundancia de 274 especies animales después de los incendios de agosto de 2003 en el Parque Natural de Sant Llorenç del Munt i l’Obac. EI trabajo asegura que después del fuego han aparecido en estos espacios dos nuevas especies de especial interés de conservación, una especie de caracol y la perdiz roja.
Un estudio, en el que han participado investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, aboga por mantener el régimen de manejo tradicional del caballo gallego de monte.
Científicos del Instituto de Investigaciones Agrobiológicas de Galicia cuantificaron y analizaron los sedimentos erosionados en suelos afectados por incendios forestales y compararon las pérdidas de suelo y nutrientes en zonas sin tratamientos de restauración post-incendio y con dos técnicas: cubierta de paja y siembra con herbáceas. Por lo menos en zonas con elevado riesgo de erosión por precipitaciones recomiendan aplicar de inmediato la cubierta con paja, que reduce las pérdidas en un 90%.
Juli G. Pausas centra sus investigaciones en algo aparentemente contradictorio: la ecología del fuego. En su libro Incendios forestales, publicado por la Editorial CSIC y Los Libros de la Catarata, este biólogo del Centro de Investigaciones sobre Desertificación de Valencia ofrece una visión diferente sobre el papel del fuego en los ecosistemas mediterráneos.
Empezó investigando los suelos y sedimentos en marismas, pero el impacto de los incendios que observó en su tierra natal decidió la orientación actual de su trabajo. Cristina Santín Nuño (El Bierzo, 1981) trabaja en la Universidad de Swansea (Reino Unido), en el grupo que lidera uno de los principales expertos a nivel mundial en los efectos de los incendios sobre el suelo, Stefan Doerr. Cuando contactamos con ella, estaba en plenos preparativos para acudir a su cita con un incendio en Canadá. Pero antes ha tenido tiempo para responder esta entrevista.
Investigadores de la Estación Biológica de Doñana (CSIC) han estudiado en qué medida las plantas exóticas invasoras se ven favorecidas por el fuego en regiones mediterráneas. Sus resultados indican que la propagación de muchas gramíneas y algunos árboles aumenta con los incendios y, a su vez, incrementan la frecuencia de dichos fenómenos, como ocurre con los eucaliptos en Portugal y Galicia.
Los incendios forestales juegan un papel fundamental en muchos ecosistemas terrestres. Sin embargo, no se conocen muy bien cuáles son los factores principales que determinan los incendios en regiones altamente humanizadas. Esto hace que el impacto que tienen en estas zonas sea difícil de predecir.