Una investigación desarrollada en Canadá revela que la diversidad de especies vegetales en los sistemas ecológicos puede evitar que, cuando aparecen perturbaciones repentinas como fuegos o sequías, estos se colapsen. El trabajo aparece esta semana en la portada de la revista Nature.
Los resultados de un estudio reciente de la Universidad de Santiago de Compostela sobre huevos de chorlitejo patinegro han mostrado que, un lustro después de producirse la marea negra del Prestige, se dio un aumento inesperado de los niveles de hidrocarburos en la costa atlántica de Galicia. La contaminación, amplificada los años anteriores por la maniobra de alejamiento del buque, volvió a crecer debido a los numerosos incendios forestales del verano de 2006.
Incendio en Mato Grosso, Brasil, en 2006. Ese año se registraron fuegos de gran intensidad en el Amazonas.
Las poblaciones de tortuga mora (Testudo graeca), una especie calificada como vulnerable y con riesgo de extinción, son capaces de tolerar el paso de las llamas si se produce con una periodicidad de tres decenios o más. Sin embargo, las ‘benjaminas’ son más sensibles y desaparecen tras cada incendio. Así lo revelan investigadores españoles que han analizado el impacto del incendio de la Sierra de la Carrasquilla (Murcia) de 2004 en estos reptiles.
El incendio mató al 100% de las tortugas mora (Testudo graeca) menores de 4 años.
Pocas especies pueden adaptarse a la escarpada orografía volcánica del archipiélago canario, pero un árbol cuyo origen se remonta al Jurásico está capacitado para hacerlo: el pino canario (Pinus canariensis). Su resistencia al fuego y su gran versatilidad lo convierten en un ejemplar todoterreno, piedra angular, además, de la arquitectura de las islas.
Un estudio español establece cinco patrones atmosféricos que favorecen la aparición de un incendio provocado por rayos en el noroeste de la Península Ibérica. El objetivo es crear nuevos métodos para predecir tormentas, donde se acumula la carga eléctrica que desencadenará el rayo.