Investigadores japoneses han logrado que la Drosophila melanogaster adopte, por primera vez, la estrategia de “regalo nupcial” propia de otra especie de mosca. Para ello, activaron un único gen en neuronas productoras de insulina.
Materias primas, alimentos procesados y superficies industriales albergan una gran diversidad de genes asociados a resistencias bacterianas. Un análisis metagenómico en más de 2 000 muestras recogidas en un centenar de empresas europeas revela la magnitud del problema y ofrece pistas para frenar su propagación en el sistema alimentario.
Científicos españoles colaboran en el desarrollo de un método para estimar el riesgo de sufrir esta enfermedad neurodegenerativa. Los resultados, en los que se incluye la identificación de nuevos genes involucrados en la enfermedad, podrían ayudar a mejorar el diagnóstico.
Una nueva investigación ha identificado las regiones del ADN relacionadas con este trastorno del habla. El trabajo también apunta a similitudes genéticas con otras condiciones neuropsicológicas y desafía creencias arraigadas que alimentan su estigmatización.
Las esponjas que habitan en el Atlántico Norte y el Ártico desempeñan un papel esencial en los ecosistemas marinos profundos, pero su fragilidad frente a las alteraciones humanas las sitúa en una posición vulnerable. Un análisis genético revela los riesgos que enfrentan sus poblaciones.
La aneuploidía, la presencia de un número incorrecto de cromosomas, es frecuente en el desarrollo normal de embriones humanos y representa la principal causa de abortos espontáneos. Un equipo del IRB Barcelona ha creado una tecnología genética que permite generar estos errores y observar cómo se eliminan durante el desarrollo. La herramienta se probó en tejidos epiteliales de la mosca Drosophila.
Un equipo del Centro de Regulación genómica ha desarrollado una herramienta de inteligencia artificial que logra activar o desactivar genes con gran precisión en tipos celulares. Se trata del primer caso de biología generativa para regular el genoma de células de mamífero sanas, según los autores.
Un nuevo estudio ha encontrado que la capacidad de controlar genes a través de larga distancia evolucionó unos 150 millones de años antes de lo que se creía. Este descubrimiento podría aportar nuevas pistas sobre los principios fundamentales que gobiernan nuestras células.
Un estudio del Centro de Regulación Genómica de Barcelona revela cómo las células de niños y niñas con trastorno por deficiencia en el gen TANGO2 tienen dificultades para utilizar grasas como fuente de energía, un descubrimiento que permitiría desarrollar futuras terapias.
Un equipo internacional, con participación del CSIC, ha analizado los datos genéticos de más de 158.000 personas con este trastorno. Los hallazgos revelan variantes específicas en diferentes grupos étnicos y diferencias genéticas entre los subtipos de la enfermedad, lo que abre nuevas perspectivas para su diagnóstico y tratamiento.