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El estudio se ha publicado en ‘Systematic and Applied Microbiology’

Las comunidades microbianas marinas se adaptan al impacto humano en las costas de Mallorca

Investigadores de las Islas Baleares han analizado por primera vez los microorganismos en entornos artificiales y de uso recreativo, como los puertos, para conocer el impacto del ser humano en Mallorca. El resultado es que no se produce una ruptura del equilibrio porque las bacterias se adaptan de forma natural al cambio que se produce en su ambiente.

La zona de estudio fue el Puerto Adriano en Calvià (Mallorca). Foto: SINC / Balbina Nogales.

“Nunca nos habíamos puesto a mirar lo que hay justo donde pisamos ni lo que hay en un ambiente artificial como el puerto”, explica a SINC Balbina Nogales, autora principal del estudio e investigadora del departamento de Biología en la Universidad de las Islas Baleares (UIB).

Para estudiar las comunidades de bacterias que se encuentran en la “interfase del agua con la línea de costa y con las personas”, los investigadores realizaron, durante un año, análisis filogenéticos a partir de secuencias de ADN de los microorganismos pertenecientes a tres zonas de la costa mallorquina: un puerto, una playa y la zona costera circundante (a unos 500 metros de la costa).

La investigación, que se ha publicado en la revista estadounidense Systematic and Applied Microbiology, demuestra que el tipo de bacterias que se encuentran en cada uno de los ambientes se corresponde con las características del entorno.

Los microorganismos son los principales “actores” del funcionamiento del ecosistema marino y responden rápidamente a estímulos o cambios en su entorno. El estudio confirma que, como las condiciones ambientales no son las mismas en una muestra de agua cristalina sobre un fondo que está a 22 metros que una muestra de agua de una playa situada a la entrada de un puerto deportivo, donde el fondo marino está a 1,5 metros, las comunidades bacterianas tampoco son las mismas.

En general, los microorganismos hallados en el puerto son bacterias marinas típicas, “muy importantes para la actividad del ecosistema marino, que no pueden ser directamente relacionadas con contaminación”, añade a SINC la investigadora.

La bacteria del hidrocarburo

Los científicos encontraron un tipo de bacteria que, sólo en ese caso, podría relacionarse con la presencia de hidrocarburos en el agua. “Pero es el único y no es mayoritario”, señala Nogales. “Es incluso sorprendente que en el puerto, donde es inevitable que haya una concentración de hidrocarburos en el agua, no detectemos bacterias potencialmente degradadoras de hidrocarburos en proporciones elevadas”, apunta la científica.

El cambio que sufren las bacterias es gradual, y el aumento de concentración de clorofila en el puerto es prueba de ello. No obstante, la naturaleza “tiene mecanismos de homeostasis y regula su funcionamiento”, aunque los humanos alteren el entorno, siempre que no sobrepasen ciertos límites. “Hay que usar sin abusar porque somos una especie más sobre el planeta”, declara Nogales.

Las bacterias del puerto están restringidas a esa zona porque el agua está más estancada, el recambio de agua es más lento y las concentraciones de clorofila y nutrientes son mayores. En verano se da en la playa una situación similar al puerto por el movimiento de olas, el fondeado de barcos y la acción de los bañistas, que mueven el sedimento y aportan más nutrientes. En invierno, la diversidad bacteriana se parece más a la de la muestra más alejada de la costa.

Bacterias terrestres en el mar

La investigación evidencia también que aparecen bacterias “totalmente” inusuales en el medio marino. Los científicos interpretan que estos organismos proceden del intercambio con el medio terrestre que rodea el puerto. La muestra permite ver que las bacterias de origen terrestre en el agua estancada del puerto pueden ser “muy abundantes ocasionalmente”, concreta Nogales.

El estudio se ha realizado en una zona rodeada por acantilados de material sedimentario que puede ser el origen de las bacterias “terrestres” que aparecen de forma transitoria en el puerto. “Tanto por acción del viento como por la escorrentía tras las lluvias, este material llega fácilmente al puerto”, destaca la bióloga.

Los investigadores eligieron la línea costera de Mallorca como zona de estudio porque la explotación de las actividades de ocio, como la náutica, “supone un factor de impacto importante, sobre todo en verano”. El estudio completa una investigación previa sobre el análisis comparativo de la composición bacteriana en muestras tomadas mensualmente en el puerto, la playa y la zona costera circundante durante un periodo aproximado de un año.

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Referencia bibliográfica:

Aguilo-Ferretjans, M.M.; Bosch, R.; Martín-Cardona, C.; Lalucat, J.; Nogales, B. “Phylogenetic analysis of the composition of bacterial communities in human-exploited coastal environments from Mallorca Island (Spain)” Systematic and Applied Microbiology 31(3): 231-240 Agosto 2008

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons

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