El organismo planctónico Oikopleura dioica, un modelo animal utilizado en el estudio de la evolución y el desarrollo embrionario de nuestro filo (cordados), ha perdido la mayoría de los genes relacionados con el metabolismo del ácido retinoico, según un nuevo estudio. A pesar de ello, el organismo que no depende de la vitamina A y del ácido retinoico puede generar un corazón, lo que muestra cómo la pérdida de genes ha permitido una adaptación ventajosa.
El rápido calentamiento de los océanos y la acidificación oceánica afecta negativamente a los cocolitóferos, un grupo muy abundante de de fitoplancton cacificado que desempeña un papel importante en el ciclo biogeoquímico y en la regulación del clima del planeta. El nuevo estudio alerta que, como consecuencia, los procesos de regulación de las concentraciones de carbono en la atmósfera y los océanos también se verán perjudicados.
Un paleontólogo español ha analizado la dieta de Hoplitomeryx, un rumiante fósil que vivió hace seis millones de años en una isla italiana, para entender la evolución y diversificación de este mamífero herbívoro con recursos limitados. El desgaste dental de los fósiles demuestra que el animal sufrió problemas de superpoblación coincidiendo con un cambio climático, por lo que tuvo que diversificar su dieta, sin éxito. El estudio permite predecir la evolución de las especies ante el calentamiento global actual.
Tomar imágenes microscópicas en alta calidad de los ecosistemas del mundo marino era hasta ahora una tarea imposible. Un equipo de investigadores ha desarrollado un nuevo dispositivo que graba con una resolución de hasta dos micras. Este microscopio les ha permitido observar reacciones y comportamientos de corales en vivo nunca vistos.
Ante el posible aumento de la explotación petrolífera en la Amazonía ecuatoriana, un equipo de científicos, con participación del Real Jardín Botánico de Madrid, advierte del peligro para la biodiversidad en esta zona. Según el trabajo, que presenta una visión actualizada del mapa petrolero de la Amazonía, los bloques de petróleo concesionados representan en la actualidad el 30%, pero la cobertura podría extenderse a casi el 70% en los próximos años, afectando también a otros países cercanos y poniendo en riesgo la zona más rica del planeta.
Desde que Darwin demostró que solo los animales capaces de adaptarse genéticamente al entorno podían sobrevivir, muchos estudios han asegurado que los últimos cambios en humanos se produjeron hace unos 40.000 años. Ahora, un nuevo estudio de la Universidad de Harvard afirma que las personas seguimos evolucionando, pero más despacio. Los resultados indican que factores como el nivel educativo o la edad de la primera menstruación determinan el éxito reproductivo de las personas.
Al ritmo actual, dentro de 15 años nuestro planeta tendrá más kilómetros de carreteras asfaltadas que los que nos separan de Marte. Un nuevo método, propuesto por investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales y de la Concordia University of Montreal (Canadá) podría aplicarse en países con ecosistemas menos fraccionados donde se prevé que aumente el número de infraestructuras
Gracias a técnicas de biología molecular, un grupo de científicos ha detectado, por primera vez en España, ADN del parásito Leishmania tarentolae en el mosquito flebotomo Sergentomyia minuta. Según el trabajo, la identificación de potenciales vectores de Leishmania es un paso esencial en los estudios de transmisión de enfermedades transmitidas por artrópodos a animales y humanos.
Los peces gambusia (Gambusia holbrooki), también conocidos como peces mosquito, son una de las 100 especies más invasoras del mundo. Para entender su expansión por Europa desde España, donde se introdujo en los años 20, un grupo de investigadores españoles ha analizado por primera vez los cambios evolutivos de estos animales a través de sus genes. Según el estudio, la variabilidad genética les ha permitido adaptarse y expandirse por su nuevo entorno.
Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid han estudiado distintos escenarios climáticos en los ríos de la cuenca del Duero para determinar la viabilidad de las poblaciones de truchas ibéricas. Según sus resultados, el calentamiento global llevará a una reducción de hasta el 56% del hábitat térmico de la trucha en el río Cega y un 11% en el Pirón, en el peor de los escenarios.