Un comité liderado por AZTI-Tecnalia dará asesoramiento científico a los responsables de Política Pesquera de la Unión Europea para asegurar la sostenibilidad de las poblaciones de escualos en aguas oceánicas.
Científicos del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa ha comprobado que en la proteínas terminales de virus bacteriófagos existen señales de localización nuclear. "Se trata de un hallazgo inesperado que permite proponer un nuevo mecanismo en el que los bacteriófagos (virus que infectan bacterias) serían mediadores en la transferencia horizontal de genes entre organismos procariotas y eucariotas a lo largo de la evolución", según los investigadores.
Una investigación de la Universidad Carlos III de Madrid, en colaboración con el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, emplea técnicas computacionales para mejorar la caracterización de las proteínas. Con el sistema desarrollado han predicho, por ejemplo, la relación de dos proteínas humanas con los telómeros, lo que deriva en su posible implicación en el envejecimiento celular y el desarrollo de cáncer, a falta de la correspondiente verificación experimental.
En enero de 2013 el Protocolo de Kioto ya será historia. La lucha contra el cambio climático se centra ahora en prorrogarlo y lo hace en Catar, uno de los países que más CO2 emite per cápita, y que apuesta cada vez más por la energía solar. La XVIII Cumbre del Clima de Naciones Unidas comienza hoy con la esperanza puesta en 2015, cuando podría firmarse un acuerdo legalmente vinculante.
La nueva especie Pygmarrhopalites maestrazgoensis. Imagen: Rafael Jordana y Enrique Barquero.
Un equipo de científicos de la Universidad de Navarra y la Asociación Catalana de Bioespeleología ha descubierto tres nuevas especies de colémbolos en las cuevas del Maestrazgo (Teruel). Su descripción se ha publicado en la revista Zootaxa. Estos diminutos artrópodos pertenecen a uno de los grupos de animales más antiguos de la Tierra.
El equipo de espeólogos durante la bajada a la cueva. Imagen: Floren Fadrique.
Investigadores del Centro de Investigación en Sanidad Animal han descubierto que Haemophilus parasuis puede utilizar el ácido siálico del cerdo para pasar desapercibido al sistema inmune y ser capaz de producir enfermedad en los cerdos. Además, han identificado un gen relacionado con las cepas virulentas de la bacteria que podría ayudar al diagnóstico.