Un proyecto científico de recuperación de especies ha liberado 5.000 juveniles de corvina (Argyrosomus regius), una especie con alto valor comercial y muy amenazada y en peligro de extinción en las Islas Baleares.
Según la organización ecologista SEO/BirdLife, la población de codornices ha disminuido un 27% durante la última década y las de perdiz se han reducido un 25% desde 1999. La ONG propone, entre otros, reducir la presión cinegética sobre estas aves para que, sobre todo, la perdiz no se convierta en especie amenazada en los próximos años.
Un equipo de investigadores del CSIC y la Mediterranean Science Comission han desarrollado una aplicación para dispositivos móviles que informa en tiempo real de la presencia de medusas en las playas de Barcelona. La aplicación, denominada MedJelly, ayuda también a reconocer qué especie es y cómo actuar en caso de picadura.
Las poblaciones de perdiz han disminuido un 25% en España. Imagen: Trebol-a.
La cotorra argentina o Myiopsitta monachus,originaria de Sudamérica, se ha introducido en numerosos países. Imagen: Cláudio Timm
Investigadores españoles han descifrado las características del ciclo vital de una especie invasora de éxito. El trabajo, publicado ahora en Science, demuestra por primera vez que el proceso de invasión no depende tanto de la capacidad reproductiva de la especie, sino de características relacionadas con el estilo de vida y el comportamiento del animal en el nuevo hábitat.
La temperatura del agua en el Cantábrico oriental ha aumentado 0,24 ºC por década desde los años '80, un incremento que sube hasta 0,33 ºC en verano. En los últimos 30 años la temperatura del agua ha ascendido casi 1 ºC de media estival, lo que, unido a otros factores derivados del cambio climático, está provocando cambios significativos en la vegetación marina. Así lo ha determinado el estudio publicado en la revista Estuarine, Coastal and Shelf Science.
El jamaicano Usain Bolt en unas de las últimas competiciones –Diamond League– celebrada en Roma (Italia) antes de los juegos olímpicos de Londres 2012. Imagen: Szwerink.
Imaginemos la siguiente situación. Finales de los 100 metros en los Juegos Olímpicos de Londres. Gana el jamaicano Usain Bolt. Hasta aquí nada insólito, salvo porque el corredor volvería a batir su propio récord, esta vez en 9,48 segundos. Según investigadores neozelandeses, esa sería su marca con un viento a favor de dos metros por segundo (velocidad máxima permitida) y a 999 metros de altitud. Seguramente, este récord tendrá que esperar porque la altitud de Londres es de 24 metros. Lo que está claro según los científicos es que las condiciones ambientales afectan, y mucho, al rendimiento deportivo.