Las zonas áridas cubren el 41% de la superficie terrestre y son muy vulnerables al cambio climático y a la desertificación. Imagen: Vicente Polo.
Vientos demasiado fuertes pueden desfavorecer la dinámica de vuelo e incrementar el coste energético del albatros. Imagen: David Gremillet.
Los cambios en el clima pueden ser los culpables del aumento en la velocidad del viento que afectan a especies marinas. El albatros viajero se está beneficiando de ello y ha conseguido acortar el tiempo de vuelo para alimentarse separado de sus colonias de cría, lo que aumenta el éxito reproductivo y ha permitido a esta especie alcanzar una mayor masa corporal. Los modelos climáticos futuros prevén más cambios que pueden terminar perjudicando a estas aves.
Los microorganismos menos abundantes no son detectados fácilmente por el método de amplificación por PCR. El trabajo confirma que los científicos están aún lejos de determinar la enorme diversidad microbiana. El estudio ha sido publicado en el último número de la revista PLoS ONE.
El vertebrado más pequeño del mundo sobre una moneda de 10 centavos de dólar.
Mono Rhinopitecus Strykeri en su hábitat natural.
Las áreas de distribución de aves y mariposas europeas se desplazan hacia el norte siguiendo los pasos del cambio climático. Este desplazamiento no es suficientemente rápido y hace que las diferentes comunidades no lleguen a situarse en las áreas térmicamente adecuadas y vivan en un estrés térmico constante. Este fenómeno se llama "deuda climática" y representa un problema para la biodiversidad europea, según un estudio publicado en Nature Climate Change.
Un equipo de investigadores de la UPV en el Campus de Gandia ha desarrollado un modelo predictivo que permite evaluar las actuaciones de restauración de los ríos mediterráneos antes de acometerlas y decidir las actuaciones más eficientes
Los investigadores del grupo Aragosaurus-IUCA de la Universidad de Zaragoza han descubierto la más antigua y completa colección de fósiles de sirenios o “vacas marinas”, de hace 45 millones de años en el Pirineo aragonés. En total se han recuperado cerca de 550 restos fósiles de vertebrados, algunos en conexión anatómica, entre los que destacan tres cráneos, uno de ellos en perfecto estado de conservación. Las excavaciones de los yacimientos, ubicados en el Geoparque del Sobrarbe, han sido dirigidas por la investigadora de Aragosaurus, Ainara Badiola, con la colaboración de Jesús Cardiel Lalueza, responsable del Museo Paleontológico de Sobrarbe y descubridor de los yacimientos.