Un nuevo estudio publicado en PNAS alerta del elevado porcentaje de macroplásticos en la fauna marina: un 35 % de las aves, un 12 % de los mamíferos y un 47 % de las tortugas analizados habían ingerido estos materiales. Aunque la mortalidad directa es baja, ciertos plásticos resultan especialmente dañinos y afectan a especies de la Lista Roja de la UICN.
La OMS y sus socios internacionales reclaman situar la protección de la salud en el centro de la acción climática, ante la evidencia de que la dependencia de los combustibles fósiles y la falta de adaptación a un planeta más cálido tiene consecuencias devastadoras.
La exposición repetida a olas de calor no solo aumenta la mortalidad a corto plazo, también acelera el envejecimiento biológico. Un nuevo estudio advierte de que sus efectos pueden acumularse y acompañarnos toda la vida, y los más afectados son los trabajadores manuales, las personas que viven en zonas rurales y quienes no disponen de aire acondicionado en sus hogares.
Estos fenómenos amenazan la salud pública más allá de la destrucción visible. Un análisis de los devastadores fuegos de agosto de 2023 en Lāhainā (Maui, Hawái) revela que la mortalidad fue dos tercios más alta de lo esperado ese mes.
El contaminante atmosférico PM2.5 originado en el humo de los incendios forestales supone un mayor riesgo de mortalidad que otras fuentes. Según una nueva investigación, este es responsable de un promedio de 535 muertes anuales, una valoración mucho mayor de las 38 que se estimaban.
El Instituto Carlos III ha registrado más de mil fallecimientos causados por las olas de calor entre el 15 de mayo hasta el 13 de julio de 2025, mientras que el año pasado se produjeron 114 muertes en estas mismas fechas. Estas cifras representan un aumento de la mortalidad del 1 035 %.
Un informe inglés estima que la razón del fallecimiento de 394 personas en las dos grandes urbes españolas durante la última semana de junio pudo ser consecuencia de la emergencia climática. Otras ciudades europeas también se vieron afectadas por el mismo fenómeno, que ya es responsable del 65 % de exceso de muertes.
El riesgo relativo de mortalidad con las temperaturas más frías ha disminuido un 2 % anual desde 2003, mientras que en condiciones de calor extremo solo ha caído un 1 % anual.
De mantenerse los recortes anunciados por los principales países donantes, podríamos ver hasta 10,8 millones de nuevas infecciones y 2,9 millones de muertes adicionales por VIH hasta 2030. El impacto afectaría sobre todo a países del África subsahariana y a los grupos más vulnerables, según un estudio en The Lancet.
La mortalidad relacionada con el calor habría sido un 80 % mayor en ausencia de la adaptación observada durante el presente siglo. España es el cuarto país europeo con mayor tasa de mortalidad atribuible al calor.