Un yacimiento del sur de Francia guardaba la prueba más antigua de estas armas en Europa, de hace 54.000 años. El manejo de esta tecnología se presenta en un estudio publicado en Science Advances como un factor decisivo en la competición de los sapiens frente a otras especies de homínidos.
Investigadores de la Estación Biológica de Doñana-CSIC relacionan el cambio de tendencia con las características del territorio que habitan estos animales. El estudio señala la necesidad de adecuar las herramientas de gestión para la conservación del hábitat de la población de esta especie en peligro de extinción.
El aumento de eventos climáticos extremos, junto al abandono de los usos tradicionales del territorio, intervienen en la recuperación de estas masas forestales ricas en especies frente a las monoespecíficas donde solo domina una. Estos resultados, de un estudio liderado por la Universidad Complutense de Madrid, pueden considerarse en políticas de gestión y conservación de la naturaleza actuales.
Investigadores de Países Bajos y Reino Unido han observado durante más de diez años la curiosa manera de asearse mutuamente de los chimpancés, protagonistas de #Cienciaalobestia. El trabajo apunta a que los individuos más dominantes y de más edad influyen en las costumbres sociales del resto.
Alrededor de tres cuartos de la biodiversidad australiana aún es desconocida para la ciencia. Este hallazgo refleja la riqueza biológica de ese territorio.
En Teruel, hace cien millones de años, las plantas con flores ya eran una fuente importante de alimento y alojamiento para los insectos de la región, según hojas fósiles procedentes de un yacimiento en Estercuel. Aquella fue una época clave en la diversificación de las angiospermas y supuso una revolución para los ecosistemas terrestres.
Los datos de la estructura biomineral de estos restos fósiles, recuperados en el yacimiento romano del islote de Lobos, han permitido describir las características de las cáscaras de los huevos de dos especies de estas aves acuáticas en el archipiélago.
En el Paleolítico Medio coexistíamos con neandertales, denisovianos, ‘hobbits’ de la Isla de Flores, Homo erectus, Homo luzonesis y quizás otra especie aún no identificada. Todos estos desaparecieron, pero los genes de algunos perviven en nuestro ADN. La genética ha sido crucial para estos hallazgos. Así lo recoge el libro de Tom Higham, arqueólogo que participó del nuevo trazado del árbol de familia de la humanidad.
Una investigación liderada por el Museo Nacional de Ciencias Naturales revela que los machos adultos de Ursusarctos, además de usar señales químicas y acústicas, también muerden y arañan la corteza de los árboles durante la época de celo. Estas marcas ayudan a localizar las áreas reproductivas de la especie, un dato esencial para el éxito de los planes de conservación.
Hasta ahora se pensaba que los chimpancés y algunas aves como los córvidos eran de los pocos animales no humanos capaces de transportar y utilizar varios utensilios para alcanzar un objetivo. Ahora, investigadores austriacos han comprobado que la cacatúa de las Tanimbar, protagonista de #Cienciaalobestia, también lo hacen para 'pescar' anacardos.