Investigadores de la Universidad Complutense de Madrid y de la Universidad Autónoma de Barcelona han identificado en Lleida huevos de dinosaurio con una característica única: tienen forma ovoide. El descubrimiento representa una prueba a favor de la hipótesis de que los pájaros y los dinosaurios del Cretácico podrían haber tenido un ancestro común.
La última vez que se observó este esquivo insecto fue hace más de 70 años. En la capital, tan solo existen apareció en la Casa de Campo y en el Jardín Botánico. Desde inicios de 2012, este raro lepidóptero ha sido visto en dos ocasiones en el sur de la ciudad madrileña. Esta mariposa se observó de nuevo en el Centro de Excelencia Internacional del Campus Moncloa durante una actividad fotográfica celebrada el pasado 7 de junio 2012.
Ejemplar de lobo ibérico. Imagen: Netícola – Raúl A
El lobo ibérico habita en entornos naturales cada vez más humanizados y con recursos alimentarios limitados, y su presencia no es siempre bienvenida. Pero, según investigadores españoles, la disponibilidad de comida tiene un papel secundario frente a las características del paisaje –donde encuentra refugio– para persistir en ambientes de Galicia dominados por el humano.
La vistosidad del plumaje en las aves y la diferente coloración que se observa entre sexos en algunas especies están relacionadas con el hecho de que nidifiquen en cavidades o en emplazamientos abiertos. Investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) comprueban las predicciones de Alfred Russel Wallace sobre la evolución de la coloración en aves.
La dieta del Australopithecus anamensis, un homínido que vivió en el este del continente africano hace más de cuatro millones de años, era muy especializada e incluía tanto alimentos típicos de ambientes abiertos (semillas, juncos, hierbas, etc.) como frutos y tubérculos. Así lo indica un estudio científico que tiene como primer autor a Fernando Estebaranz, investigador del departamento de Biología Animal de la Universidad de Barcelona.
Un grupo internacional ha desarrollado una técnica para identificar las células que ayudan a muchas especies animales a orientarse por el campo magnético terrestre. Gracias a este método, se ha comprobado que las truchas tienen estas células en el tejido olfativo.