El próximo 12 de marzo tres investigadores de la Universidad de Málaga emprenderán una nueva aventura. Inician una expedición al Ártico para acercarse al comportamiento de las algas en los ecosistemas polares, así como para analizar el efecto del cambio climático en estas plantas. Para su estudio cuentan con un laboratorio de cultivo único en España.
Gracias al Sincrotrón ALBA se han obtenido, por primera vez, datos de la distribución espacial de calcio en los cocolitóforos, una especie de algas muy abundante en el fondo de los océanos. Conocer este proceso puede ayudar a predecir los efectos del cambio climático.
La ruleta rusa es un juego de consecuencias mortales sujeto al azar, como la estrategia azarosa con que un parásito generalista infecta algas dinoflageladas sin saber cuán susceptibles son estas a su ataque. Un estudio revela por primera vez que el parásito pone en riesgo su vida, como quien juega a la ruleta rusa, al desconocer si sus víctimas resistirán o no a la infección.
Al contrario de lo que se pensaba hasta ahora, el aumento en los niveles de CO2 está haciendo proliferar algunos tipos de microalgas que lo utilizan para crecer más rápidamente. Es el caso de los cocolitóforos, microalgas cubiertas de calcio, que en los últimos 45 años han multiplicado por diez su concentración en el Atlántico Norte. El cambio incontrolado en el jardín oceánico puede repercutir sobre el ciclo del carbono y, en último término, en la industria pesquera.
El agua de lluvia que cayó en algunos pueblos de Zamora el otoño pasado trajo un extraño pasajero: una microalga verde que se torna rojiza ante situaciones de estrés. Cuando se depositó sobre los pilones y abrevaderos, las aguas no tardaron en teñirse de rojo. Investigadores de la Universidad de Salamanca han aclarado este fenómeno, aunque no el misterioso origen de las pequeñas algas, que también utilizan la industria farmacéutica, alimentaria e incluso automovilística.
El lago seco de Atacama, en Chile. En el horizonte, el volcán Licancabur / Francisco Mocellin
Un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y el Swiss Federal Institute of Aquatic Science and Technology ha comprobado que las algas pueden actuar como biosensores para detectar la toxicidad de estas nanopartículas de plata, uno de los nanomateriales más usados.
El levantamiento de la cordillera del Himalaya hace 40 millones de años aceleró la erosión continental, aumentó el aporte de ácido silícico a las aguas superficiales de los océanos y facilitó, como consecuencia, la expansión de las diatomeas marinas (algas microscópicas responsables de la mitad de la producción primaria marina). Así lo demuestra un estudio del CSIC que permitirá entender mejor los mecanismos que regular los niveles de CO2 atmosférico.
Un investigador de la Universidad de Sevilla ha patentado un procedimiento de cultivo de microorganismos bioluminiscentes para su uso en dispositivos de iluminación ambiental y señalización. Estos microorganismos no tienen la potencia que puede tener una farola, pero con un cultivo adecuado podrían servir como iluminación de emergencia o en espacios naturales, al no tener que incluir elementos artificiales para su funcionamiento, según el experto.