Una nueva investigación realizada en más de 700 mujeres embarazadas revela que la exposición prenatal a la polución atmosférica se asocia con cambios en el tamaño de estructuras cerebrales fetales. Entre los cambios se encuentran el aumento de los ventrículos laterales y la cisterna magna, además de un posible retraso en la maduración cerebral.
Una nueva investigación sugiere que la microestructura de la sustancia blanca del cerebro de los bebés predice su capacidad de regulación emocional en los siguientes seis. Este hallazgo ofrece nuevas formas de identificar a los niños en riesgo de futuros trastornos conductuales y emocionales.
Una experiencia sensorial desagradable puede generar una emoción duradera. Este mecanismo cerebral podría tener un origen evolutivo, diseñado para anticipar y evitar futuros peligros. Investigadores de Stanford han identificado los patrones de actividad que sostienen estas emociones, un hallazgo clave para comprender trastornos como la depresión o el estrés postraumático.
Investigadores de Singapur han analizado imágenes de resonancia magnética y han detectado una pérdida de conectividad en las áreas del cerebro relacionadas con la sociabilidad.
Reducir la hipertensión disminuye de forma sustancial la posibilidad de sufrir demencia y deterioro cognitivo, según los resultados de un ensayo clínico de fase 3 con más de 30 000 pacientes en zonas rurales de China, publicados en Nature Medicine.
Las neuronas utilizan diferentes reglas simultáneas para codificar el aprendizaje. Los resultados de estudio, que emplea técnicas de imagen avanzadas, contradicen la teoría de un único mecanismo uniforme para todo el cerebro.
Un equipo internacional reconstruye en 3D, con una precisión sin precedentes, un milímetro cúbico del córtex visual de un ratón. El resultado revela principios desconocidos sobre la organización y el funcionamiento cerebral.
Un estudio publicado en Nature revela que estas aves utilizan mecanismos cerebrales análogos a los humanos para vocalizar. Este hallazgo demuestra que pueden ser clave para estudiar trastornos de la comunicación en humanos.
El uso regular de ambas prácticas previene el deterioro cognitivo relacionado con la edad. Las habilidades cognitivas aumentan hasta los 40 años y luego declinan, excepto en quienes usan estas competencias frecuentemente. Estos hallazgos podrían influir en políticas públicas para poblaciones envejecidas.
Un estudio liderado por la Universidad Complutense de Madrid ha analizado cómo la acumulación de la proteína p-tau231 en sangre, un marcador temprano del alzhéimer, se asocia con alteraciones en la actividad de regiones cerebrales clave en personas sin deterioro cognitivo. Los resultados sugieren que estos cambios podrían ser señales tempranas de la enfermedad.