La conservación de las especies vegetales en un escenario de cambio global va a depender de la capacidad de los individuos para adaptarse y aclimatarse a las nuevas condiciones.
Las regiones árticas y subárticas, las más afectadas por la subida de las temperaturas, tienen las mayores reservas de carbono terrestre. Estas zonas se están calentando a un ritmo aproximadamente dos veces superior a la media mundial.
Estos galardones han distinguido a la ingeniera Nuria Oliver, a la astrofísica Licia Verde, al economista Antonio Cabrales, al biólogo molecular Eduard Batllé, al biólogo Fernando Valladares y al empresario Benito Jiménez Cambra.
Un estudio internacional de científicos, con participación española, ha estimado por primera vez el número de fallecimientos por calor que se pueden asociar a la crisis del clima. España es uno de los países del sur de Europa donde se ha observado mayor calentamiento y donde el 30 % de las muertes por esta causa se debe al cambio climático.
Expertos en biología subterránea de varios centros de investigación de España, EE UU, Italia y Finlandia piden en una carta publicada en la revista Nature Climate Change que los ecosistemas subterráneos sean considerados en las agendas internacionales de conservación de la biodiversidad y mitigación del cambio climático.
Un equipo de científicos españoles ha analizado los cambios en las comunidades de mariposas de la península ibérica con una serie temporal de datos de 115 años. Los resultados revelan que las variaciones climáticas locales y la variabilidad topográfica pueden proteger a pequeña escala determinadas comunidades.
Hábitats perturbados y temperaturas alteradas son algunos de los cambios que ya sufren algunas especies debido a la crisis climática. Para predecir qué animales podrán adaptarse mejor al cambio climático, un estudio se ha centrado en el pez espinoso, protagonista del #Cienciaalobestia, capaz de sobrevivir a variaciones de salinidad del agua y de temperatura en tan solo una estación.
Los fuegos forestales suelen desaparecer con las lluvias y la nieve durante el invierno, pero algunos permanecen agazapados bajo los suelos turbosos de Alaska y Canadá, resurgiendo de nuevo en la primavera siguiente para prender más árboles. El cambio climático parece aumentar la frecuencia de este raro fenómeno, según los científicos que lo han analizado.
Un nuevo trabajo demuestra que en la atmósfera de la Antártida se forman partículas procedentes de los gases liberados por los microorganismos que habitan el hielo marino y las aguas que lo rodean. El deshielo aumenta estas partículas que favorecen la formación de nubes, lo que puede ayudar a reducir la radiación solar que recibe la región.
La norma fija que, para el año 2030, España deberá reducir un 23 % las emisiones de gases de efecto invernadero respecto a 1990. Del mismo modo, el país deberá alcanzar la neutralidad climática para 2050.