Si les dan a elegir entre cooperar o competir, los chimpancés optan casi siempre por lo primero. Este hecho implicaría que estos primates y los seres humanos utilizan mecanismos similares para superar la competencia y lograr objetivos comunes, según un estudio liderado por el Centro Nacional de Investigación de Primates Yerkes en EE UU.
La experimentación invasiva y biomédica con grandes simios está prohibida en España desde 2013. Sin embargo, en el mundo del entretenimiento –circos, publicidad o televisión– se siguen utilizando primates. Su rehabilitación y resocialización es costosa y lenta. Mientras el mayor centro de recuperación español sufre problemas para financiarse, un movimiento respaldado por un nuevo documental emerge para considerarlos ‘personas no humanas’.
En un estudio realizado en 102 chimpancés nacidos en libertad en la República del Congo, un equipo internacional de científicos, con participación de la Universidad Complutense de Madrid, ha demostrado que los electrocardiogramas de estos animales son muy diferentes a los de los humanos, algo que se desconocía hasta ahora. Utilizar esta prueba podría servir como herramienta de diagnóstico precoz para evitar muertes súbitas cardíacas en estos primates.
Los niños de tres años controlan sus impulsos prácticamente de la misma forma que lo hacen los chimpancés, una situación que es distinta cuando los menores cumplen seis años, al registrar una mayor capacidad de autocontrol. Así lo revela un estudio en el que participa la Universidad Complutense de Madrid. La enseñanza por parte de los adultos y la cultura humana podrían explicar este cambio evolutivo.
Hace dos años el gobierno de EE UU había limitado el uso de chimpancés en la investigación médica. Esta semana, esta práctica ha llegado a su fin. El director de los Institutos Nacionales de Salud de EE UU ha anunciado que los 50 animales que seguían estando disponibles para la ciencia serán enviados a santuarios. En Europa, los grandes simios como los chimpancés no se han utilizado en investigación desde 1999, aunque su uso sigue estando autorizado bajo ciertas condiciones.
Mediante imágenes de resonancia magnética, investigadores de EE UU han observado que la organización y el tamaño del cerebro en chimpancés depende más de los genes que en los humanos. El estudio da pistas para explicar la sorprendente capacidad de nuestra especie a la hora de adaptarse a distintos ambientes y culturas.
La cría de chimpancé nacida en 2011 en Tanzania era más pequeña de lo normal, no tenía suficiente fuerza en las piernas, sufría un trastorno similar al síndrome de Down y no podía andar ni comer por sí sola. A pesar de estas minusvalías, su madre y su hermana mayor nunca la abandonaron hasta que murió a los 23 meses de edad. Es la primera vez que se documenta un caso así en chimpancés que viven en estado salvaje. Ellas protagonizan nuestra sección de #Cienciaalobestia.
Los restos vegetales recuperados del registro fósil del sarro dentario de chimpancés de Costa de Marfil aportan información sobre la dieta de estos primates. Un equipo internacional con participación de la Universidad de Valencia ha comparado los datos observados a largo plazo del comportamientos de los chimpancés salvajes de esta región con las partículas de las plantas atrapadas en el cáculo dental. Los resultados arrojan luz sobre el comportamiento a partir de la dieta.
Cuando los chimpancés caminan en posición bípeda, giran el tronco de manera muy similar a los humanos. Este hallazgo, observado por un equipo científico estadounidense, sugiere que los homínidos más primitivos, como los Australopithecus afarensis, fueron capaces de caminar en posición vertical de una forma más eficiente de lo que se pensaba.