Representación en 3D del cerebro de un dinosaurio de la familia oviraptorosauria. / Amy Balanoff
Investigadores de la Estación Biológica de Doñana (CSIC) han estudiado en qué medida las plantas exóticas invasoras se ven favorecidas por el fuego en regiones mediterráneas. Sus resultados indican que la propagación de muchas gramíneas y algunos árboles aumenta con los incendios y, a su vez, incrementan la frecuencia de dichos fenómenos, como ocurre con los eucaliptos en Portugal y Galicia.
Un equipo de la Universidad del País Vasco ha analizado en los hayedos de Navarra la influencia que ejerce la gestión de estos en las poblaciones de hongos que descomponen la madera. El estudio confirma que la retirada de restos de madera muerta perjudica a las poblaciones de hongos lignícolas o saproxílicos.
Un artículo de revisión del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) indica que los animales se adaptan a la vida de ciudad ajustando su comportamiento. Según la investigación, esta capacidad les asegura el éxito en la ciudad y la posibilidad de convertirse en animales urbanitas.
Un equipo de investigadores italianos y de la Universidad de Barcelona ha comprobado que un grupo de moluscos marinos puede sintetizar lignarenonas, unas biomoléculas que intervienen en sus defensas químicas y sistemas de alarma. Hasta ahora solo se conocían estas sustancias en las bacterias.
Investigadores de la Universidad de Córdoba han desarrollado diversas aplicaciones para detectar en tiempo real la calidad de diferentes productos agroalimentarios. Uno de ellos permite identificar la autenticidad de la carne de cerdo ibérico de forma inmediata y sin destruir de la muestra de producto.
Algunas especies de gusanos planos tienen la capacidad de regenerar cualquier parte de su cuerpo, incluso la cabeza. Ahora tres equipos independientes de investigadores publican en Nature los procesos moleculares que permiten regenerar esta parte esencial del organismo.
El equipo de investigadores de Atapuerca ha descubierto una roca de sílex por debajo del nivel donde se encontró la mandíbula humana más remota, de 1,2 millones de años, por lo que la nueva pieza podría remontarse a 1,5 millones de años, durante la primera ocupación de Europa occidental. Los científicos también han presentado una escápula infantil de Homo antecessor, la segunda conocida de esta clase.