'Species Plantarum' de Linneo ve la luz hace 260 años.
Un equipo internacional liderado por la Universidad de Granada ha determinado que las hembras de gorrión invierten energía en la puesta de huevos según la capacidad del macho para llenar el nido de plumas, que sirven para aislar a los pollos del frío y mantenerlos con vida.
El hocico de los roedores juega un papel esencial en su supervivencia. Ahora, los científicos han rastreado los genes que les permiten detectar a sus depredadores a través del olfato y cómo coordinan su respiración con los movimientos de sus mostachos mientras olfatean.
Se presentan los resultados de programa Sacre, que SEO/BirdLife lleva a cabo desde 1998 y acumula observaciones exhaustivas sobre 125 especies. El trabajo demuestra un descenso general de las especies ligadas a ambientes agrarios y un aumento de las generalistas propias de medios forestales. El declive tiene que ver con cambios drásticos y rápidos en el medio como la agricultura intensiva, la desaparición de la ganadería extensiva y el abandono rural, junto al uso de productos químicos y actividades cinegéticas no controladas.
Paula Jáuregui Onieva, investigadora de la Universidad Pública de Navarra, ha estudiado los factores de restricción de la inmunidad innata presentes en ovejas y cabras. En concreto, si estos factores tienen actividad antiviral para, después de realizar más trabajos y poder utilizarlos en la prevención de algunas enfermedades de estos animales como la mastitis, artritis, neumonía y/o encefalitis.
La golondrina común (Hirundo rustica) es una de las especies que más ha descendido en España. / Ferrán Pestaña
Existe un debate sobre si los animales aprenden unos de otros de la misma forma que el ser humano. Dos investigaciones con monos y ballenas,publicadas hoy en Nature, confirman que el aprendizaje cultural está más extendido de lo que se pensaba, y es una forma de adquirir comportamientos útiles para la supervivencia.
Imagen ganadora de la anatomia de la mosca común /Javier Alba Tercedor.
En colaboración con la Universidad del País Vasco, expertos del Centro Nacional de Biotecnología han identificado una zona en la chaperona DnaJ que le permite adaptarse a proteínas diferentes. El hallazgo ha sido publicado recientemente en The Journal of Biological Chemistry.