Un equipo científico de la Universidad de Barcelona ha aplicado una nueva herramienta de diagnóstico para evaluar el estado de salud de los peces de nuestros ríos y conocer, además, el estado de conservación de los ecosistemas fluviales. La nueva herramienta no letal, basada en el análisis de biomarcadores hematológicos, ha permitido detectar los efectos de los vertidos de aguas residuales en dos especies autóctonas en el río Ripoll: el bagre (Squalius laietanus) y el barbo de montaña (Barbus meridionalis).
Un sistema basado en visión artificial, otro en sistemas de información geográfica y modelos de predicción, y un último método que envía a tierra en tiempo real datos de la actividad pesquera, buscan optimizar la gestión de los descartes en la pesca, un grave problema con efectos socioeconómicos y medioambientales. La UE pretende suprimir estas prácticas a partir de 2014.
El equipo de investigación ha tratado de definir una red de gestión eficiente de los descartes que conecte en tiempo real a los diferentes actores implicados en la actividad pesquera. / SINC.
Ejemplar de delfín mular en el Golfo de Cádiz. / CIRCE.
Científicos de la Facultad de Farmacia (Universidad de Valencia) y del Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CIDE) han detectado 17 tipos de medicamentos en aguas, sedimentos y suelos del Parque Natural del Marjal de Pego-Oliva (Comunidad Valenciana), como son el ibuprofeno, el paracetamol o la codeína, que podrían afectar negativamente a algunas especies de peces.
Un equipo de científicos, entre los que se encuentran investigadores del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra y la Universidad de Granada, ha hallado en una laguna de Sierra Nevada (Granada), ubicada a una altura de 3.020 metros sobre el nivel del mar, evidencias de contaminación atmosférica provocada por plomo, asociada a actividades metalúrgicas, que datan de hace unos 3.900 años (Edad del Bronce Temprana). Este hallazgo supone la contaminación atmosférica más antigua de la que se tienen registros en el sur de la península ibérica.
Un equipo formado por investigadores de la Universidad de La Rioja y el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca ha determinado que el compost elaborado a partir del sustrato en el que crecen hongos tiene capacidad como adsorbente de fungicidas y regula su dispersión en el medio ambiente, dos características de gran utilidad para usos agrícolas.