Aunque la vida en la Tierra obedece a una única dirección molecular, algunos científicos están explorando su reflejo especular. Pero el experimento, que podría dar lugar a formas biológicas no reconocibles por el sistema inmunitario, genera inquietud.
Materias primas, alimentos procesados y superficies industriales albergan una gran diversidad de genes asociados a resistencias bacterianas. Un análisis metagenómico en más de 2 000 muestras recogidas en un centenar de empresas europeas revela la magnitud del problema y ofrece pistas para frenar su propagación en el sistema alimentario.
José Manuel Fernández–Real es endocrino e investigador en el Instituto de Investigación Biomédica de Girona. Sus estudios pioneros han demostrado que el exceso de hierro y una microbiota irregular agravan la obesidad y la diabetes tipo 2. Estos hallazgos le han valido el Premio de la Fundación Lilly 2025.
Ni el hielo más remoto del planeta escapa a esta amenaza invisible. Genes de resistencia a los antibióticos se encuentran en excrementos de aves migratorias, casquetes polares en retroceso y sedimentos del océano austral. Su dispersión no conoce fronteras y avanza por la contaminación humana y el cambio climático.
Un equipo de investigación de Reino Unido ha transformado una bacteria para que produzca este analgésico y antipirético a partir del plástico de botellas desechadas. Este proceso no emite gases de efecto invernadero y su producción resulta más sostenible que la habitual, que utiliza combustibles fósiles.
Esta investigación describe un mecanismo de fagocitosis similar al que usan los glóbulos blancos, y revela que ese mecanismo también está presente en embriones humanos.
Un estudio liderado por el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos descubre que la bacteria ‘P. faecium’ está más presente en las personas sin obesidad. Este microorganismo modifica la respuesta inmune innata del organismo y puede ser clave para desarrollar tratamientos.
Un nuevo estudio internacional demuestra que, cuando el agua se queda estancada por periodos largos, los metales de las cañerías estimulan la proliferación de bacterias y el desarrollo de resistencia a los antibióticos.
Un proyecto español ha desarrollado un sistema basado en microalgas y bacterias, combinadas con biofiltros verticales, que elimina hasta el 98 % de nitratos y más del 90 % de pesticidas antibióticos y genes de resistencia antimicrobiana. Este dispositivo promete mejorar la calidad del agua en zonas rurales con alta contaminación.
Un mal control de la glucosa en estos pacientes no solo dificulta la respuesta del sistema inmunitario, sino que también crea un entorno favorable para la proliferación bacteriana y el desarrollo de mutaciones resistentes. Así lo demuestran los resultados de un estudio en ratones, publicado en Science Advances.