Chilesaurus diegosuarez. / Gabriel Lío
Ilustración de Yi qi en la que se aprecia el parecido de sus alas con las de los murciélagos. / Dinostar Co. Ltd
Yi qi –‘ala extraña’ en mandarín– fue una especie de dinosaurio perteneciente a la familia de los terópodos que vivió hace más de 163 millones de años. La anatomía de sus extremidades es lo que más ha llamado la atención al grupo de investigadores que en un principio pensaba que no era capaz de volar. En realidad, el hueso que se extendía desde cada una de sus muñecas le permitió tener una estructura aérea similar a la de las ardillas voladoras o los murciélagos.
Un estudio propone una nueva metodología que describe con mayor precisión los cambios provocados por el calentamiento del planeta en el ciclo de vida de las plantas. Los resultados revelan que las temperaturas diurnas máximas, y no las medias o las mínimas, determinan los cambios fenológicos y están adelantando la estación primaveral. De hecho, el equipo ha comprobado que en Europa y en Estados Unidos la primavera biológica comienza ahora entre cuatro y cinco días antes que hace 30 años.
Investigadores españoles y portugueses han analizado la composición y el efecto sobre la radiación solar de los aerosoles desérticos durante dos episodios que afectaron simultáneamente a Badajoz y Évora (Portugal) en agosto de 2012. Los resultados demuestran que la intrusión del polvo procedente del desierto del Sáhara provoca un enfriamiento radiativo en la superficie.
Descubierto al sur de Chile, el nuevo dinosaurio terópodo, denominado Chilesaurus, vivió hace más de 145 millones de años durante el Jurásico superior. Pero lo sorprendente del hallazgo radica en su peculiar anatomía que causa desconcierto entre los paleontólogos que lo describen como “un puma con cabeza de guanaco y manos atrofiadas como las de un T. rex”. Además, aunque habitualmente este grupo de reptiles eran carnívoros, este ejemplar era herbívoro.
La cabra montés (Capra pyrenaica victoriae) fue reintroducida en la Sierra de Guadarrama (Madrid) en 1989. En la actualidad hay demasiadas. Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid, que han analizado su impacto sobre las plantas leñosas para saber cuál es la población admisible, demuestran que algunas especies protegidas como el abedul o el acebo pueden ver comprometida su conservación por la presencia de las cabras.
Un equipo científico, en el que participan investigadores de la Universidad de Barcelona, ha identificado en bacterias una nueva vía de producción de sulfuro de dimetilo, un compuesto orgánico volátil sulfuroso que destaca por su potencial participación en la regulación global del clima. Hasta ahora los investigadores pensaban que la vía principal para producirlo era el catabolismo microbiano procedente del plancton marino.
Herrerillo común, Cyanistes caeruleus. / Ángel M. Sánchez
Abeja europea (Apis mellifera). / Albin Andersson